SALA DE PRENSA. PRESIDENCIA. Palabras de la niña Camila Merino Amescua, en la conmemoración del DÃa de la Tierra
Domingo, 22 de abril de 2007
Lerma, Estado de México.
Ciudadano Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa.
Autoridades de la Nación y personalidades que me escuchan.
Soy MarÃa Camila, tengo 12 años y vivo en ErongarÃcuaro, una pequeña y hermosa comunidad del Lago de Pátzcuaro, en Michoacán.
Yo juego, corro, leo, estudio, subo a los árboles y me gusta pasear por la plaza con mis amigas y amigos.
Juntos hacemos muchas cosas que nos hacen reÃr.
Nosotros conocemos la Carta de la Tierra desde que estábamos en el preescolar indÃgena Rey Tariácuri.
Ahora estamos por terminar la primaria en la Escuela Rural Federal José MarÃa Morelos, y seguimos realizando actividades con la Carta de la Tierra en la Sala de Lectura, base para hablar.
Nuestras fotos, dibujos y poemas salieron en un libro y una memoria de cultura ambiental infantil a través del arte y la Carta de la Tierra.
Y fuimos a Morelia al Encuentro Nacional de la Carta de la Tierra, también bailamos, brincamos y leemos en la plaza y en el campo, para que la gente conozca la Carta de la Tierra, igual que nosotros.
Estamos creciendo y en unos meses entraremos a la secundaria. Sabemos que estamos cambiando y que nuestro planeta está en peligro por la ignorancia y falta de conciencia de los adultos y de todas y todos los que estamos vivos.
Yo amo a mis papás, a mis hermanos, a mi abuelita, a mis amigas y amigos, y entonces no desperdicio ni hago mal uso de lo que tenemos, porque todo se está acabando y pronto, muy pronto nos quedaremos sin nada para nadie.
Yo quiero ser grande y quiero que mi planeta Tierra no siga sufriendo.
En mi caso, separamos los residuos sólidos, cuidamos el agua, hacemos un consumo responsable y no prendemos focos o aparatos eléctricos sin necesidad.
Porque sabemos que cada cosa que hacemos por chiquita o sencilla que parezca, afecta a nuestro planeta, afecta mi casa, a mi familia, a mis amigas y amigos, el pueblo donde vivo, el lago que me encanta y que no quiero que se muera.
Sé que en otras partes del mundo donde hay niñas y niños que también conocen la Carta de la Tierra, pero también sé que hay otros que viven en lugares en guerra o que no van a la escuela porque tienen que trabajar o que no viven con su familia.
A ellas y ellos les quiero decir que a través de la Carta de la Tierra he aprendido que el respeto, la amistad, el amor y la cooperación de todas y todos es lo que nos está ayudando a cambiar las cosas que están mal, como el calentamiento global, la contaminación del lago, de los rÃos, de la tierra, del bosque y el aire.
Con los avances de los seres humanos ya no habrá niñas y niños en peligro, porque podemos lograr eso que llaman desarrollo sostenible y que yo entiendo como el juego en el que todos nos divertimos, nadie se lastima y aprendemos a cuidarnos unos a otros y a la naturaleza.
Para seguir el camino que me enseñan las luciérnagas, porque yo he visto a las luciérnagas que salen en la noche y brillan suavecito entre las ramas de los árboles.
Me imagino que me quieren decir algo al oÃdo, asà que me acuesto en la hierba, cierro los ojos para escuchar mejor; primero, siento el viento que susurra y luego, muy despacito, las luciérnagas me cuentan sobre un camino en el que no hay peligros, ni amenazas, ni miedo o dolor, es por donde ellas llegan cada noche, por eso de dÃa no las podemos ver.
Eso que en la Carta de la Tierra llaman Desarrollo Sostenible es el camino de las luciérnagas.
Me acompañan a conocerlo.
Gracias. |