Cada vez es m谩s urgente tomar decisiones respecto a Pemex y las finanzas p煤blicas: la declinaci贸n de las reservas, la producci贸n y la exportaci贸n de hidrocarburos; su efecto sobre las finanzas p煤blicas y la balanza de pagos; las consecuencias sobre los ingresos y programas de los Estados; el encarecimiento de los insumos energ茅ticos y su incidencia en la competitividad, la ocupaci贸n y el PIB, entre otros, hacen necesario encarar el problema con seriedad, apertura de ideas, enfoque integral y plural, y voluntad pol铆tica de todos los actores para llegar a soluciones viables y adecuadas a nuestra realidad.
Pero los problemas de Pemex no pueden abordarse aisladamente; es necesario contemplar otros aspectos tales como: los biocombustibles y otras energ铆as alternativas a los combustibles f贸siles, la cultura del ahorro de energ铆a, el efecto de los gases invernadero sobre el cambio clim谩tico, la preservaci贸n de las cuencas hidrol贸gicas y el uso o desperdicio del agua, la situaci贸n del campo, etc.
Sin embargo, hasta el momento los planteamientos han sido aislados, las medidas adoptadas insuficientes y desarticuladas y la actitud de las autoridades irresponsable, por no decir atentatoria contra los intereses de la naci贸n.
Lo anterior no es nuevo; muchos de nosotros lo hemos advertido y denunciado oportunamente en diversos espacios; sin embargo, las autoridades, particularmente las del sexenio anterior, no hicieran nada por remediar la situaci贸n.
La crisis de Pemex ya no est谩 a la vuelta de la esquina y aunque ya existe un mayor conocimiento y un consenso generalizado sobre su situaci贸n, no est谩 dem谩s resumir algunos indicadores relevantes.
Durante el sexenio foxista se continu贸 con la pol铆tica de privilegiar la producci贸n y exportaci贸n de crudo y se olvid贸 darle el valor agregado. La producci贸n de crudo y condensados se llev贸 al m谩ximo y las reservas probadas desarrolladas disminuyeron 27% en dicho sexenio.
El agotamiento irreversible de Cantarell se manifest贸 desde el a帽o pasado en las disminuciones en la producci贸n y exportaci贸n de crudo. Para el a帽o 2012, a pesar de los trabajos de recuperaci贸n que se emprender谩n, el que fuera nuestro yacimiento estrella producir谩 煤nicamente 600 mil barriles diarios, la cuarta parte de lo m谩ximo que produjo en 2003.
La producci贸n de los otros yacimientos, que incluyen Chicontepec y campos maduros, no alcanzar谩 a compensar dicha declinaci贸n, y la de los pozos en aguas profundas, en caso de tener 茅xito, tardar谩 cuando menos 8 a帽os en manifestarse.
La consecuencia es que, al ritmo de explotaci贸n actual, tenemos reservas probadas desarrolladas 煤nicamente para 9 a帽os.
La declinaci贸n de Cantarell ha provocado principalmente el adi贸s al petr贸leo abundante y barato. El rendimiento por pozo de crudo y gas natural disminuy贸 24% en el sexenio. El costo del barril producido ha pasado de d贸lares 3.34 en 2001 a 4.13 en 2006 y seguir谩 aumentando en la medida en que se agote el petr贸leo de Cantarell y se incorpore el de yacimientos cuya explotaci贸n es m谩s costosa.
Por ello, existen c谩lculos de que el costo real de extracci贸n actual por barril se acerca a los 9 d贸lares, que el crudo de Chicontepec y de los campos maduros rondar谩 los 15 d贸lares por barril y que el de aguas profundas no ser谩 menor a los 25 d贸lares actuales.
La esperanza est谩 puesta en los yacimientos en aguas profundas. Pemex contempla en su programa 2008-2015 desarrollar 6 谩reas, tanto con medios propios como con la participaci贸n de terceros, esperando comprobar la existencia de reservas por 29 mil millones de barriles, 3 veces m谩s que las reservas probadas actuales.
El panorama en materia de refinaci贸n tampoco es halag眉e帽o. Desde hace m谩s de 15 a帽os se le ha venido negando a Pemex la posibilidad de construir m谩s refiner铆as para poder atender el consumo nacional. Se ha preferido incrementar exorbitantemente la importaci贸n de gasolina y otros petrol铆feros.
Las mejoras y ampliaciones en la capacidad nacional de refinaci贸n en los dos 煤ltimos sexenios, se han debido a presiones de tipo ambiental y a la clase de crudos de que disponemos y no a un programa integral que contemplara, entre otras cosas, abastecer la demanda interna.
Cabe mencionar que las crecientes importaciones se deben m谩s a la disminuci贸n en el volumen refinado por reparaciones mayores, retraso en el inicio o entrada en operaci贸n de ciertas obras y al mal estado de los ductos, que a cambios en el consumo o al crecimiento econ贸mico del pa铆s.
La deuda reconocida de Pemex se duplic贸 en el sexenio de Fox al pasar de 274 mil millones de pesos a 614 mil millones al 31 de diciembre del 2006; en estas cifras no se incluyen los Piridegas que ascienden a m谩s de 42 mil millones de d贸lares. El pasivo laboral, por su parte, pas贸 de 177 mil millones de pesos a 456 mil millones en el mismo per铆odo.
En los pr贸ximos 3 a帽os se tendr谩n que amortizar 150 mil millones de pesos y realizar inversiones por 600 mil millones de pesos, por lo que se seguir谩 recurriendo al esquema de los Pidiregas para su financiamiento.
En el sexenio pasado se profundiz贸 en el intento de convertir a Pemex en un simple administrador de contratos y fueron notoriamente p煤blicas las ofertas internacionales de Fox de privatizar al organismo.
El juicio hist贸rico sobre el sexenio foxista no versar谩 sobre an茅cdotas relativas a camionetas, ranchos, hijos o revistas sino, adem谩s del desperdicio de la oportunidad hist贸rica de negociar una profunda reforma del estado, est谩, principalmente, la forma como Fox hundi贸 a Pemex endeud谩ndolo, derrochando los recursos recaudados y manoseando el uso de los excedentes petroleros, sin que todo esto se tradujera en infraestructura para el pa铆s y, sobre todo, en la realizaci贸n de mayores inversiones necesarias para la entidad en mantenimiento, exploraci贸n, refinaci贸n, ductos, terminales, aprovechamiento del gas asociado, capacitaci贸n, investigaci贸n y desarrollo tecnol贸gico; etc.
Los resultados est谩n a la vista: escaso crecimiento del PIB; aumento del gasto corriente; disparo del desempleo, la migraci贸n y el crimen organizado; ampliaci贸n de la brecha entre el dec铆l m谩s alto y el m谩s bajo de ingresos; y m谩s empresarios en las listas de la Revista 鈥淔orbes鈥, frente a la subsistencia de n煤cleos de pobreza extrema.
Nosotros, por seguir fielmente los principios del consenso de Washington, hemos llegado a mitificar el d茅ficit fiscal y las finanzas p煤blicas sanas. Por ejemplo, para el a帽o entrante el Gobierno Federal presupuesta un d茅ficit de 189 mil millones de pesos, que compensar铆a con un super谩vit de la misma magnitud del sector descentralizado; curiosamente, como viene sucediendo desde hace dos a帽os, Pemex ser谩 el principal contribuyente con los recurso adicionales provenientes de la reforma fiscal de 2005 y los que se generar谩n con la aprobada recientemente.
Cabe se帽alar que para mantener dicha ficci贸n, el gobierno de Fox, en lugar de asumir su ineficiencia recaudatoria y su ineficacia en el control y resultados del gasto corriente, oblig贸 a Pemex a financiar su inversi贸n con Pidiregas, aumentando as铆 el endeudamiento del Organismo y manteni茅ndolo en quiebra t茅cnica.
La falta de una pol铆tica energ茅tica integral y de largo plazo, llev贸 hace algunos a帽os a establecer que los combustibles alternos estaban a la vuelta de la esquina y que, por lo tanto, nuestro crudo ya no valdr铆a mayor cosa enterrado, por lo que se dedicaron a explotar al m谩ximo los yacimientos y a exportar todo lo que pudieron. Para acelerar el proceso, contrataron a empresas extranjeras que suplieran la falta de experiencia y 鈥渆sp铆ritu empresarial鈥 de nuestros t茅cnicos, a los que jubilaron o despidieron; de paso, acabaron con las pocas firmas mexicanas de ingenier铆a que quedaban y le dedicaron pocos recursos a la investigaci贸n tecnol贸gica. Ahora, muchos de dichos t茅cnicos, en los que Pemex invirti贸 tiempo y recursos para prepararlos, trabajan en lo mismo pero para las compa帽铆as privadas.
El exceso de esp铆ritu 鈥渆mpresarial鈥 y el manejo sesgado de los precios de transferencia, mecanismo interno coadyuvante para el 鈥淏enchmarking鈥 y la determinaci贸n de responsabilidades entre las 谩reas de Pemex, llev贸 a las autoridades a decretar que la refinaci贸n en M茅xico era incosteable, neg谩ndole al Organismo la posibilidad de construir refiner铆as para abastecer la demanda interna. El resultado ha sido una creciente importaci贸n de gasolinas y petrol铆feros, que este a帽o representar谩 el 40% del consumo con un importe por casi 12 mil millones de d贸lares; para 2008 dicho gasto crecer谩 en 10%.
Pr谩cticas comerciales aceptadas internacionalmente permit铆an que los precios de venta de los petrol铆feros, el gas natural y el licuado se ajustaran mensualmente dentro de una banda para mantenerlos cerca de los precios de compra. En el segundo semestre del 2005, el Gobierno decidi贸 suspender dicho deslizamiento, posiblemente por motivos electorales y desde entonces, al igual que Venezuela, Ir谩n y Arabia Saudita, subsidiamos el precio de la gasolina y los otros productos. Al 30 de junio pasado, el monto acumulado del subsidio o IEPS negativo ascend铆a a 100 mil millones de pesos, otro tanto de la Reforma Fiscal. S贸lo el subsidio al gas licuado le costar谩 al Gobierno este a帽o 9 mil millones de pesos, casi la mitad de lo que generar谩 en 18 meses el llamado 鈥済asolinazo鈥.
Hay quien se帽ala que: 鈥渟e privilegia la estabilidad de precios frente a la reducci贸n de los d茅ficits fiscal y comercial; se argumenta que los precios bajos favorecen la competitividad. Habr铆a que revisar estas tesis ya que los subsidios generalizados son regresivos y la incidencia del precio de la gasolina sobre los transportes es m谩s baja que el tipo y costo del veh铆culo, el costo de la mano de obra y el estado de la infraestructura vial鈥.
No cabe duda, cuando nosotros vamos el mundo viene de regreso. Recientemente, la Senadora Hillary Clinton declar贸 que se opone a 鈥渦na globalizaci贸n que funciona s贸lo en provecho de una minor铆a鈥; organismos internacionales por su parte, han se帽alado que las recetas neoliberales y la apertura indiscriminada han afectado negativamente el crecimiento econ贸mico en algunos pa铆ses y acentuado la desigualdad.
En la actualidad, los pa铆ses desarrollados est谩n preocupados por el riesgo de perder el control de sectores estrat茅gicos ligados a la soberan铆a. Basta ver los obst谩culos a que se enfrent贸 la empresa india Mittal Steel para adquirir el complejo sider煤rgico europeo Arcelor y la negativa del Congreso Norteamericano para que en una empresa china comprara la petrolera Unocal.
Pero en M茅xico, ante los problemas de Pemex, hay algunos que piensan que la soluci贸n ser铆a que el Organismo se abriera a la competencia y que se modificaran las leyes a fin de que hubiera contratos de riesgo, sobre todo para explorar las aguas profundas; que la iniciativa privada construyera refiner铆as o pudiera importar y vender libremente gasolinas; o por lo menos que construyera y mantuviera ductos y terminales.
Para confirmar lo anterior, ya se anuncian cabildeos para abrir a Pemex a la inversi贸n privada en 谩reas de transportaci贸n, almacenamiento, refinaci贸n y ductos, manteniendo al Estado como socio mayoritario. La experiencia que se tiene con pasados intentos de asociaci贸n en materia petroqu铆mica y recientemente con el Proyecto F茅nix, se帽alan que los inversionistas, adem谩s de exigir una tasa de utilidad adecuada al riesgo requerir铆an, entre otras cosas, de contratos a largo plazo de materias primas a precios 鈥渁decuados鈥 y seguridades jur铆dicas que, posiblemente, el 49% de participaci贸n no les otorgar谩.
Por intentos no han quedado; recientemente, la paraestatal sac贸 a concurso el mantenimiento de 4,500 kil贸metros de oleoductos y que fue declarado desierto porque las empresas privadas consideraron que el contrato por 10 a帽os no ofrec铆a suficiente certidumbre jur铆dica.
Frente a lo anterior hay que considerar:
a. Es necesario resolver las consecuencias sin olvidarnos de las causas. El estado en que se encuentra Pemex es el resultado del lamentable manejo de las finanzas p煤blicas. El r茅gimen fiscal que se le impuso a la paraestatal, no le permiti贸 utilizar recursos para la inversi贸n en infraestructura y la oblig贸 a endeudarse al grado de llevarlo a la quiebra t茅cnica. Esta situaci贸n significa una forma de evadir responsabilidades y dejar que otros carguen con las consecuencias, entre ellas, el costo pol铆tico, las acusaciones de ineficiencia y la preparaci贸n del terreno para que sea 鈥渁ceptable鈥 su privatizaci贸n.
b. La tecnolog铆a para la explotaci贸n en aguas profundas est谩 disponible en el mercado, como lo acaba de confirmar el director de General Electric. Las empresas petroleras la adquieren de 4 o 5 compa帽铆as de servicio, altamente especializadas como son las que operan en los sectores aeroespacial y nuclear, y se puede tener acceso a ella sin necesidad de contratos de riesgo. El problema radica en el management o administraci贸n, en c贸mo ligar dichas tecnolog铆as con la realizaci贸n de las actividades. Al respecto cabe mencionar que Petrobras lo hace y PEMEX bien podr铆a desarrollar sus propios administradores, aunque al principio tuviera que contratar asesor铆as para la capacitaci贸n y/o asociarse con Petrobras u otra empresa para tal efecto.
c. Nos olvidamos que vivimos en un mundo globalizado y que las empresas no son entidades caritativas. Un ejemplo de ello es que la empresa Repsol, que abastece de gas natural a Monterrey, tuvo que aumentar m谩s de tres veces el precio del producto. Si la iniciativa privada refinara o vendiera libremente gasolina o diesel en M茅xico lo har铆a a precios de mercado, a menos que el Gobierno siguiera subsidiando el consumo como lo hace en la actualidad.
d. Los inversionistas extranjeros seguramente no estar铆an dispuestos a pagar los impuestos y derechos que se le cobran a Pemex; por lo tanto, los ingresos del fisco disminuir铆an y el gasto gubernamental de todas maneras no bajar铆a, ya que la inversi贸n se financia con Pidiregas; as铆, el d茅ficit del Gobierno Federal aumentar铆a autom谩ticamente ya que no podr铆a compensarlo con el super谩vit a que obliga incurrir a Pemex;
e. Por lo anterior, es dudoso que los resultados de Pemex en manos privadas fueran mejores, los casos de Enron y otras empresas est谩n a la vista.
Nos olvidamos de nuestra historia y desconocemos las caracter铆sticas propias de nuestro pa铆s. Todo mundo, especialmente del exterior, opina sobre lo que debe hacerse con Pemex. Nos dedicamos a esperar que las soluciones nos vengan de afuera; ahora estamos dedicados a dilucidar si nos conviene m谩s el modelo Noruego, el Canadiense o seguimos el camino de Petrobr谩s para transformar a Pemex en una empresa competitiva, eficiente y rentable; o sencillamente se la cedemos en pedazos a las compa帽铆as extranjeras, sin intentar una soluci贸n acorde a nuestras caracter铆sticas y posibilidades.
Como hemos dicho, la soluci贸n a los problemas de Pemex es compleja por sus interacciones con varios 谩mbitos de la econom铆a y la sociedad; pero, parad贸jicamente, es simple. Se trata ni m谩s ni menos que permitirle actuar como una empresa p煤blica responsable, moderna, eficiente y competitiva y, simult谩neamente, dejarle los recursos financieros necesarios.
Para lo primero, es imprescindible otorgarle autonom铆a de gesti贸n financiera y administrativa; sacarla del Presupuesto de Egresos; dirigirla mediante un consejo de administraci贸n profesional; adecuar las normas de adquisiciones y obra p煤blica para darle flexibilidad operativa; fijarle metas conforme a una pol铆tica nacional energ茅tica; negociar un convenio laboral que permita, mediante la capacitaci贸n y una adecuada log铆stica, que no existan recursos humanos o f铆sicos ociosos; seguir su desempe帽o mediante indicadores de gesti贸n negociados; fiscalizar su accionar mediante un Comit茅 de Auditor铆a que le reporte al Presidente del Consejo y a la Auditoria Superior de la Federaci贸n; exigirle plena transparencia y rendici贸n de cuentas; etc.
Para lo segundo es necesario, como ya sucedi贸 anteriormente, que la Federaci贸n absorba el pasivo que se le oblig贸 incurrir, para mejorar su car谩tula financiera y financiar alrededor del 50% de sus inversiones en mejores t茅rminos contractuales; 鈥攅ste es el mejor momento para hacerlo, aprovechando los altos precios del petr贸leo鈥; lo anterior le permitir铆a lanzar una emisi贸n de bonos a largo plazo para ayudar tambi茅n al servicio de la deuda; dichos bonos podr铆an formar parte de la cartera de las Afores y, posiblemente, de la del Banco de M茅xico; convenir un r茅gimen fiscal que combine el pago de regal铆as por el uso de un bien de la naci贸n con un impuesto sobre la renta como empresa; adecuar la administraci贸n, registros y la contabilidad; etc.
Conviene aclarar que no se trata de aumentar el d茅ficit p煤blico, ya que su monto y componentes serian los mismos, sino de arreglar las fichas de diferente forma para que cada quien asuma su responsabilidad en la creaci贸n o disminuci贸n del d茅ficit real del sector p煤blico, que por cierto es perfectamente conocido por los financieros y organismos internacionales.
La falta de coordinaci贸n en el sector energ茅tico es tradicional; en el pasado se lanz贸 un ambicioso programa de construcci贸n de termoel茅ctricas a base de gas sin la opini贸n de Pemex; igual ha sucedido con ciertos programas de transporte p煤blico, las redes de surtimiento de gas natural en las ciudades y, ahora, con los contratos a largo plazo para importar el producto de Nigeria y de Per煤; por cierto, hace 15 a帽os el Gobierno Peruano casi le regalaba a Pemex el yacimiento de Camisea con tal de desarrollarlo, pero desgraciadamente no se cont贸 con la autorizaci贸n del Consejo de Administraci贸n.
Por esas y otra razones es necesario crear un ente regulador aut贸nomo, ajeno a los vaivenes pol铆ticos, con la debida representatividad y autoridad para fijar planes estrat茅gicos, coordinar acciones, determinar precios p煤blicos y establecer pol铆ticas comunes. Para ello es conveniente estudiar las experiencias de otros pa铆ses, pero adoptar la forma que m谩s se adapte a nuestras circunstancias e intereses, sin copiar mec谩nicamente ninguna soluci贸n.
Seamos claros; la apertura de Pemex, que algunos quiz谩 de buena fe quieren realizar modificando leyes secundarias y reglamentos, no es el camino; debe ser la discusi贸n franca y abierta sobre si los mexicanos deseamos o no modificar el Art铆culo 27 Constitucional y sus t茅rminos. Discut谩moslo y acatemos la decisi贸n mayoritaria, pero no tratemos de darle la vuelta a las leyes. Seamos honestos y no desbaratemos nuestro patrimonio nacional por la puerta de atr谩s.
Pemex no es el 煤nico problema de la cuesti贸n energ茅tica. Por ello, quiero aprovechar este foro para abordar, aunque de manera somera, otros temas conexos.
En la actualidad la pregunta que nos hacemos en este mundo globalizado es 驴biocombustibles o comida? La respuesta tiene que ver con el precio y posible agotamiento de los combustibles f贸siles, el desarrollo de energ铆as alternativas, la oferta alimentaria, el agua y el cambio clim谩tico.
En M茅xico tenemos una escasa diversificaci贸n de la oferta energ茅tica; el 90% de la energ铆a primaria proviene de los hidrocarburos, principalmente del petr贸leo crudo; el resto lo aportan el carb贸n, la biomasa, la geotermia, la e贸lica y la hidr谩ulica.
Los hidrocarburos se est谩n acabando; carb贸n no tenemos suficiente; la geotermia y la hidr谩ulica dependen de condiciones naturales; la e贸lica podr铆a incrementarse pero no mucho; en biomasa podemos avanzar, excluyendo la le帽a; de all铆 la importancia de prestarle atenci贸n a los bioenerg茅ticos y a sus ventajas y desventajas.
Entre las ventajas del etanol y el biodiesel se encuentran: reducen la dependencia del petr贸leo; disminuyen la emisi贸n de contaminantes; abren al cultivo tierras marginales; y generan empleo por las actividades que promueven como la reconversi贸n del parque vehicular, la adaptaci贸n de los sistemas de almacenamiento y distribuci贸n, mayor actividad industrial por la fabricaci贸n de destiler铆as, el mayor ingreso para los productores campesinos y el aumento de las actividades econ贸micas asociadas, entre otras.
Pero sus desventajas, por lo menos en esta etapa de avance de la investigaci贸n y la tecnolog铆a, tambi茅n son de tomarse en cuenta. Entre ellas, cabe mencionar: no sustituyen totalmente el uso de los hidrocarburos; su costo es todav铆a muy elevado; su poder calor铆fico es todav铆a bajo y la producci贸n de etanol requiere de una alta proporci贸n de hidrocarburos; la tecnolog铆a para producir biocombustibles a partir de bagazos o cultivos distintos del ma铆z, la soya o la ca帽a de az煤car todav铆a es incipiente; si bien reduce la emisi贸n de mon贸xido de carbono, en altitudes como la del Valle de M茅xico libera otros contaminantes igualmente da帽inos; por el mayor ingreso obtenible, desplaza cultivos reduciendo la oferta de alimentos y pervirtiendo el uso del agua; y provoca migraciones rurales a los centro urbanos, agravando los problemas que ya se presentan en estos lugares; etc.
Los biocombustibles est谩n a debate en el mundo; la OCDE estudia el rol de los biocarburantes, que pueden favorecer la lucha contra la pobreza, pero tambi茅n encarecer el precio de los alimentos sin beneficiar sustancialmente el medio ambiente.
Se habla tambi茅n del temor de que ecosistemas naturales como los bosques, las zonas de pasto y los manglares puedan ser dedicados a cultivos para producir a biocombustibles, lo que ser铆a negativo desde el punto de vista ecol贸gico.
La ONU est谩 preocupada por la oferta alimentaria; en 脕frica, por ejemplo, hay regiones enteras que dependen de la yuca como alimento y que est谩n siendo utilizadas para obtener etanol, poniendo en peligro la subsistencia de millones de habitantes y provocando migraciones masivas.
China se debate en alcanzar para el a帽o 2020 la meta de reducir su dependencia del petr贸leo y la obligaci贸n de alimentar a mas de mil 300 millones de habitantes; para ello ha decidido impulsar tambi茅n el uso del carb贸n para generar energ铆a, dedicar mayor recursos a la biotecnolog铆a e impulsar nuevos cultivos para obtener biocombustibles que no provengan de los cereales.
Las Naciones Unidas manifiestan su temor de que todas estas acciones aceleren efectos adversos sobre el cambio clim谩tico, reduciendo el horizonte de 50 a 30 a帽os para que se presente una elevaci贸n cr铆tica de la temperatura en los mares. Lo anterior cambiar铆a los patrones de cultivo, aumentando los rendimientos en las latitudes altas, pero provocando en las latitudes m谩s bajas, especialmente el tr贸pico seco, rendimientos decrecientes, lo que incrementar铆a la amenaza del hambre.
En nuestro pa铆s no contamos con las ventajas comparativas que tienen Brasil o los Estados Unidos para la producci贸n de etanol a partir de la ca帽a de az煤car o el ma铆z y la soya, pero ya padecemos los efectos del desplazamiento de cultivos y el encarecimiento de productos como el ma铆z y la cadena alimenticia asociada.
Asimismo, el desorden y descoordinaci贸n ya es una realidad. Ejemplo de ello es que las autoridades ya otorgaron cerca de 20 permisos para producir etanol, provocando desplazamiento de cultivos y otros fen贸menos como las quejas de la comunidad Seri, en Sonora, contra la empresa Seawater Farmsse, por perjudicar manglares con obras de dragado para sembrar una planta adaptada a la alta salinidad, con objeto de obtener biodiesel.
La C谩mara de Diputados acaba de aprobar la nueva Ley de Promoci贸n y Desarrollo de los Bioenerg茅ticos, que est谩 en revisi贸n en el Senado. La Ley establece que estos se producir铆an a partir de insumos derivados de las actividades agropecuarias, forestales, algas, procesos biotecnol贸gicos y enzim谩ticos del campo mexicano y no solo del ma铆z o la ca帽a de az煤car.
Se prev茅 tambi茅n la creaci贸n de una comisi贸n integrada por los titulares de Agricultura, Energ铆a, Medio Ambiente, Econom铆a y Hacienda para planifica y regular la producci贸n, comercializaci贸n y uso eficiente de los bioenerg茅ticos. Ojal谩 que esta comisi贸n funcione verdaderamente, porque la FAO recomienda en estos casos, que exista disponibilidad de tierras, una severa vigilancia y disciplina para evitar el desplazamiento de cultivos, el uso inadecuado del agua y da帽os al medio ambiente.
Pero los problemas de nuestro pa铆s no acaban all铆; el Banco Mundial asevera que los da帽os del calentamiento global ya son irreversibles a largo plazo, como lo estamos viendo en la fuerza de los huracanes, la intensidad de las lluvias e inundaciones, la sequ铆a y la desertificaci贸n. Una de las regiones m谩s cr铆ticas es precisamente el Golfo de M茅xico, en donde se agudiza la severidad del problema del agua, que es un asunto de seguridad nacional, y por la vulnerabilidad de los pantanos por las importantes funciones ambientales que desempe帽an.
La construcci贸n y operaci贸n de presas y las pol铆ticas forestal, ecol贸gica y del agua son del 谩mbito federal. Por los resultados observados, existe una gran descoordinaci贸n entre ellas y sus efectos se est谩n dejando sentir.
Cada cuenca hidr谩ulica tiene su propia problem谩tica y su manejo centralizado, sin delegar autoridad y mecanismos de control a las autoridades locales, hace patente el burocratismo y la necesidad de encarar el problema de distinta manera.
Las m谩s notorias actualmente son las del Grijalva y la del Usumacinta, en donde seg煤n los ingenieros, de tiempo atr谩s se deber铆an haber construido m谩s presas de contenci贸n en Chiapas.
Quiz谩 la m谩s conflictiva es la del Valle de M茅xico, en donde seg煤n los expertos, dentro de 10 a帽os ser谩 imposible satisfacer sus necesidades de agua potable. En el D. F. se desperdicia el 40% del agua que llega, las plantas de tratamiento son insuficientes, el aprovechamiento del agua de lluvia inexistente y el drenaje un peligro latente; pero, como todos saben, en lugar de atender el problema, se prefirieron las obras de relumbr贸n.
Es dif铆cil la coordinaci贸n entre tres partidos pol铆ticos diferentes. Desde hace m谩s de un sexenio existe un fideicomiso para atender el problema hidrol贸gico del Valle de M茅xico, que no funciona. Por ello, la posible soluci贸n ser铆a descentralizar el manejo del agua en organismos aut贸nomos por cuenca, ajenos a los vaivenes pol铆ticos, con capacidad para premiar al que retenga, conserve y use eficientemente el l铆quido y castigar al que no la use adecuadamente, no la recicle o no haga las obras necesarias. Para ello habr铆a que reformar la Ley de 1992 y sus actualizaciones y cobrar lo justo por disponer del agua.
Con estas reflexiones podemos observar que el problema de los hidrocarburos es complejo y se entrelaza con aspectos de los biocombustibles, el agua, la oferta alimentaria, el cambio clim谩tico y la situaci贸n del agro, que tambi茅n son dif铆ciles de resolver.
La situaci贸n es compleja y grave; la ONU se帽ala que el calentamiento global afectar谩 radicalmente a la humanidad en 30 a帽os; estamos preparados? Nuestro pa铆s, adem谩s de padecer dichos efectos, tiene otros plazos y desaf铆os por resolver: en 9 a帽os se acabar谩n las reservas probadas desarrolladas de hidrocarburos y en 10 ser谩 insuficiente la dotaci贸n de agua para el Valle de M茅xico.
En el caso de los desastres, habr谩 que preguntarse si son originados por causas naturales o son causados por decisiones humanas que se tomaron equivocadamente, o de plano no se adoptaron; y como alguien afirma: 鈥渘o basta con resolver los problemas de hoy, sino que se debe considerar la posible evoluci贸n de las causas鈥.
Sabemos que entre los actores pol铆ticos y sociales hay coincidencias para resolver las causas y los efectos de los diversos problemas que hoy nos aquejan. Tambi茅n que es necesaria la voluntad de los involucrados, as铆 como una visi贸n integral de largo plazo y soluciones realistas, para anticipar, en lo posible, la soluci贸n a estos desaf铆os. De ah铆 la importancia de foros como este, en donde una vez m谩s, hacemos un llamamiento a todos los involucrados para hacer posible las propuestas que nos exige y demanda el M茅xico del siglo XXI. No podemos quedarnos con los brazos cruzados; tenemos que actuar y hacerlo ya.
Afortunadamente, y para la satisfacci贸n de todos, est谩n en marcha diversos estudios sobre el petr贸leo, el agua, los biocombustibles, la conservaci贸n del medio ambiente y el cambio clim谩tico.
La UNAM es parte importante de este esfuerzo; cuenta con los recursos y los cient铆ficos m谩s preparados, algunos de ellos laureados con el premio Nobel, pero hay que cuidar que dichas tareas se concreten en acciones, en hechos reales, para lo cual hay que reforzar las correas de trasmisi贸n con los actores que las pueden traducir en leyes y acciones concretas.
En este sentido, en la Fundaci贸n Colosio estamos comprometidos con promover foros de esta naturaleza en donde no s贸lo se discuta el M茅xico que queremos, sino que se lleven a cabo las acciones pertinentes para hacer realidad el pa铆s que nuestros hijos y nietos nos reclaman. Esta es la exigencia que debemos enfrentar y a ella debemos responder con firmeza.
Muchas gracias |