Novedades de FMI. 9 de octubre de 2008. WASHINGTON. La creciente turbulencia a la que se enfrentan los mercados financieros en todo el mundo exigirá la toma de medidas de polÃtica decisivas y coherentes a escala internacional para restablecer la confianza en el sistema financiero mundial. De no hacerlo, se podrÃa entrar en una etapa en la que el actual proceso de desapalancamiento serÃa cada vez más desordenado y costoso para la economÃa real. De todos modos, el restablecimiento de un sistema ordenado será un proceso arduo, ya que es necesario e inevitable que se produzca un desapalancamiento significativo. Frente a este difÃcil y aún incierto panorama, en la presente edición de Global Financial Stability Report (GFSR por sus siglas en inglés, el informe sobre la estabilidad financiera mundial) se analizan los recientes acontecimientos con miras a plantear posibles medidas que podrÃan ser útiles en las actuales circunstancias.
La confianza en las instituciones y los mercados financieros mundiales se ha visto gravemente minada. Las amenazas contra la estabilidad sistémica se pusieron de manifiesto en septiembre a raÃz del colapso o casi colapso de varias instituciones clave. En la edición de octubre de 2008 de Perspectivas de la economÃa mundial se prevé que las tensiones que pesan sobre el sistema financiero mundial desacelerarán aún más el crecimiento mundial y entorpecerán la recuperación. Por otro lado, el riesgo de que se agudice la interacción negativa entre el sistema financiero y la economÃa en general es una amenaza crÃtica. La combinación de la acumulación de pérdidas, la caÃda de los precios de los activos y una desaceleración más acusada de la economÃa ha generado graves dudas acerca de la viabilidad de una franja cada más amplia del sistema financiero. El proceso de desapalancamiento en curso descrito en el informe GFSR de abril de 2008 se ha acelerado y se ha tornado más desordenado, y se ha caracterizado por un rápido descenso de los precios de las acciones de las instituciones financieras, el encarecimiento de los costos de financiamiento y de protección contra el riesgo de falta de pago y la depresión de los precios de los activos. Una consecuencia ha sido la quiebra repentina de instituciones conforme los mercados han perdido su voluntad (o capacidad) para proporcionar capital y financiamiento o para absorber activos. Las intervenciones parciales para aliviar las consiguientes tensiones de liquidez y resolver la situación de las instituciones en dificultades no consiguieron devolver la confianza al mercado, ya que no han abordado el carácter generalizado de los problemas subyacentes. Las crecientes preocupaciones acerca de los riesgos de contraparte prácticamente han paralizado los mercados mundiales de dinero. En el capÃtulo 1 se presentan los fundamentos de una estrategia de polÃtica más integral, como la que ya están considerando algunos paÃses. Se evalúa cuánto ha avanzado el proceso de desapalancamiento y cuánto camino queda por recorrer. Se propone asimismo un conjunto integral de medidas que podrÃan detener el actual proceso destructivo.
Para restablecer la estabilidad financiera las autoridades de los paÃses afectados podrÃan declarar públicamente el compromiso colectivo de hacer frente al problema de manera uniforme y coherente. Si bien las medidas concretas inevitablemente diferirán entre los paÃses, la experiencia de crisis anteriores demuestra que hay cinco principios que ayudarÃan a determinar el alcance y las caracterÃsticas de las medidas que podrÃan dar pie a la recuperación de la confianza en estas excepcionales circunstancias:
1) Aplicar medidas que sean integrales y oportunas y darlas a conocer claramente. Las medidas, que deben abarcar los principales desafÃos derivados de las tensiones provocadas por el desapalancamiento, son las siguientes: mejorar la disponibilidad, el costo y los vencimientos del financiamiento para estabilizar los balances; inyectar capital para apoyar a las instituciones viables y sólidas que en la actualidad no están en condiciones de proporcionar crédito suficiente; y respaldar los activos problemáticos utilizando los balances del sector público para promover un desapalancamiento ordenado. Al aplicar regulaciones vigentes o nuevas, las autoridades deben evitar exacerbar los efectos procÃclicos. Los objetivos de las medidas deben ser claros y los procedimientos operativos deben ser transparentes.
2) Fijarse como objetivo establecer un conjunto uniforme y coherente de polÃticas para estabilizar el sistema financiero en los distintos paÃses, con el fin de potenciar al máximo el efecto pero sin generar repercusiones negativas en otros paÃses.
3) Asegurar una respuesta rápida en base a la detección precoz de tensiones. Esto exige un alto grado de coordinación dentro de cada paÃs y, a menudo, entre los paÃses, asà como un marco que permita a grupos de autoridades potencialmente distintos tomar medidas decisivas.
4) Garantizar que las intervenciones gubernamentales de emergencia sean temporales y que se protejan los intereses de los contribuyentes. La rendición de cuentas con respecto a las medidas gubernamentales reviste importancia para todas las partes interesadas, y el suministro de apoyo debe estar sujeto a condiciones tales como la participación del sector privado en los riesgos que implicarÃa un deterioro de la situación y la participación de los contribuyentes en los beneficios. Los mecanismo de intervención deben reducir a un mÃnimo el riesgo moral, pero sin perder de vista la gravedad de la situación y la evidente necesidad de apoyo público.
5) Procurar alcanzar el objetivo a mediano plazo de crear un sistema financiero más sólido, competitivo y eficiente. El logro de este objetivo exige una resolución ordenada de las instituciones financieras inviables y el afianzamiento del marco internacional de estabilidad macrofinanciera para ayudar a mejorar la supervisión y la regulación a escala nacional y mundial, asà como mecanismos para mejorar la eficacia de la disciplina del mercado. Se deben reforzar los mercados de financiamiento y titulización que son esenciales para la determinación del precio del crédito y para su intermediación, por ejemplo, recurriendo a organismos de compensación centralizada para mitigar los riesgos de contraparte.
Junto con el cumplimiento de estos principios rectores es necesario tomar medidas concretas para abordar tres cuestiones relacionadas con el proceso de desapalancamiento: la insuficiencia de capital, la desvalorización e incertidumbre en cuanto a la valoración de los activos y los trastornos de los mercados de financiamiento. Resulta crucial frenar la espiral de interacciones entre estos tres factores para que el proceso de desapalancamiento avance de forma más ordenada.
Capital. Para mantener un crecimiento aunque sea moderado del crédito al sector privado, y a la vez reforzar los coeficientes de capitalización de los bancos, en el informe GFSR se estima que los principales bancos mundiales necesitarÃan unos US$675.000 millones en capital en los próximos años. Se podrÃan considerar varias medidas:
• Dado el gran número de instituciones financieras a las que les está resultando mucho más difÃcil captar capital privado en la actualidad, es posible que las autoridades tengan que inyectar capital a las instituciones viables. Esto se puede lograr de varias maneras, pero es preferible que el mecanismo que se utilice ofrezca algunas ventajas a los contribuyentes, además de incentivos para que los anteriores y los nuevos accionistas privados proporcionen capital fresco.
• La resolución ordenada de los bancos inviables es difÃcil desde el punto de vista polÃtico, pero demostrarÃa que existe un compromiso para establecer un sistema bancario competitivo y bien capitalizado.
Activos. Conforme los balances del sector privado se despojan de activos para reducir el apalancamiento, el uso de los balances del sector público puede ayudar a evitar las liquidaciones a precios irrisorios que amenazan con reducir el capital de los bancos.
• Los paÃses cuyos bancos tienen importantes exposiciones crediticias en activos titulizados o en dificultades podrÃan considerar mecanismos que le permitan al gobierno comprar dichos activos o proporcionar financiamiento a largo plazo para tales compras. Esto generarÃa incertidumbre con respecto a la solidez del balance. La constitución de una empresa que gestione los activos crea un marco de claridad legal y rendición de cuentas.
• Al permitir una mayor discrecionalidad en la aplicación de las reglas de valoración a precio de mercado se puede evitar una aceleración de las necesidades de capital ya que disminuye la presión para valorar los tÃtulos a precios irrisorios. Esta discrecionalidad exige un supervisión estricta y deberÃa ir acompañada de una divulgación adecuada de información para no socavar la confianza en los balances de las instituciones existentes.
Financiamiento. Las instituciones financieras que dependen del financiamiento mayorista, en especial en los mercados internacionales, han enfrentado graves y crecientes riesgos de refinanciamiento. Por lo tanto, los bancos centrales están estudiando formas de ampliar el financiamiento a plazo para atender las necesidades financieras de las instituciones. Las medidas descritas anteriormente para reforzar el capital y apuntalar las valoraciones de los activos, asà como las medidas ya tomadas para proporcionar liquidez, seguramente brindarán el apoyo esencial para que los mercados funcionen con fluidez y para restablecer la confianza. Los continuos avances para reducir los riesgos de contraparte, por ejemplo, mediante mecanismos centralizados de compensación y liquidación, también serán útiles. Pero la experiencia de crisis anteriores indica que en ciertas circunstancias extremas pueden ser necesarias otras medidas:
• PodrÃan ampliarse los lÃmites normales de las garantÃas de depósito de las cuentas individuales al por menor. No obstante, la ampliación de estos lÃmites o, si las condiciones empeoran aún más, el uso de una garantÃa general deben ser solo medidas temporales de emergencia, que conviene aplicar de manera coordinada entre los paÃses.
• Las garantÃas podrÃan cubrir pasivos de deuda privilegiada y subordinada por un lapso determinado. Idealmente, estos tipos de garantÃas deberÃan suponer un costo para las instituciones que reciben protección, como por ejemplo un cargo por uso, una prueba de idoneidad u otro criterio.
Si bien estos son los rasgos generales de la estrategia, varias autoridades ya han puesto en marcha acciones especÃficas, y hay señales alentadoras de que se están considerando más medidas. Otro aspecto positivo es la firmeza y determinación con que han actuado las autoridades; los importantes ajustes en los balances que ya están en marcha; y la disposición para revisar el marco reglamentario mundial. Estas circunstancias brindan una oportunidad para alinear mejor la regulación y los incentivos en las distintas jurisdicciones a mediano plazo. Sin embargo, por ahora la atención debe centrarse en contener las fuerzas desequilibrantes. |