Luis Miguel Galindo y Carlos de Miguel. Documentos y Publicaciones CEPAL. Noviembre 2009...
El cambio climático global, expresado fundamentalmente en el aumento de la temperatura media, las modificaciones en los patrones de precipitación, el alza del nivel del mar, la reducción de la superficie cubierta por nieves y glaciares y la modificación de los patrones de los eventos extremos, representa uno de los grandes desafÃos para la humanidad en este siglo. Sus consecuencias en las actividades económicas, la población y los ecosistemas son significativas y, en muchos casos, irreversibles. El reto de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas y participar, simultáneamente, en una estrategia internacional de mitigación supone costos económicos de tal magnitud que hacen del cambio climático un factor condicionante esencial de las caracterÃsticas y opciones de desarrollo económico en las próximas décadas.
El cambio climático tiene particular relevancia para los paÃses de América Latina y el Caribe debido a las caracterÃsticas socioeconómicas, institucionales y geográficas de la región. La elevada sensibilidad climática de algunas de sus actividades económicas, como la agricultura o el turismo, las pérdidas potenciales de biodiversidad o de vidas humanas e, incluso, los riesgos potenciales de sufrir eventos climáticos extremos revelan la importancia del análisis económico del cambio climático para la formulación de una estrategia de desarrollo sostenible a largo plazo, que cuente con un sólido fundamento cientÃfico y un amplio consenso social. El carácter global del cambio climático, su comportamiento económico como externalidad negativa, el alto nivel de incertidumbre y la necesidad de implementar una administración de riesgos apropiada conducen a un intenso debate sobre los aspectos éticos y de equidad, las magnitudes intertemporales del fenómeno, los canales de transmisión de los daños, los costos económicos y las mejores opciones para enfrentarlos.
En este documento se presenta un análisis económico agregado del cambio climático en América Latina y el Caribe basado en los estudios nacionales y subregionales de la economÃa del cambio climático en la región. En él se recoge una sÃntesis de los resultados obtenidos y solo algunos temas se abordan con mayor detalle. Las conclusiones que se presentan son preliminares y con ellas se intenta contribuir a una mejor comprensión del fenómeno económico del cambio climático y a la búsqueda de posibles soluciones. Para este estudio, que se realizó en un perÃodo relativamente corto, se contó con la estrecha colaboración de los Gobiernos de Alemania, Dinamarca, España y el Reino Unido, asà como de la Unión Europea, los gobiernos de la región, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Mecanismo Mundial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y una amplia red de instituciones académicas y de investigación. No obstante, la responsabilidad por las estimaciones económicas que se presentan corresponde solo a los autores y no compromete a las instituciones respectivas.
Los estudios nacionales muestran realidades diversas, asà como la riqueza e intensidad del debate en torno a este tema y ponen en evidencia consecuencias económicas significativas para la región, heterogéneas, no lineales y dependientes de las condiciones socioeconómicas de cada paÃs. Asimismo, se constata que la inacción ante el cambio climático se está convirtiendo, paulatinamente, en una nueva limitación del crecimiento económico. Estos análisis han generado información y capacidades nuevas en los paÃses de América Latina y el Caribe y serÃa fundamental la constitución de un área de investigación y diálogo permanentes en esta materia.
Las economÃas de América Latina y el Caribe deberán enfrentar en el siglo XXI el reto que plantea el cambio climático, incluidos los costos de la adaptación y la mitigación; también deberán abordar simultáneamente las demás asignaturas pendientes, como el crecimiento económico sostenido, la generación de empleo o la reducción de la pobreza. Además, la región enfrenta la paradoja de contribuir poco al cambio climático mientras que recibe buena parte de sus consecuencias más negativas, y sin sus acciones de mitigación, concertadas multilateralmente con los actores que más participan en este fenómeno global, su vulnerabilidad aumenta significativamente.
En el acuerdo internacional deben reconocerse las disparidades en el desarrollo y la asimetrÃa entre los paÃses o regiones que más contribuyen al cambio climático mediante sus emisiones históricas de gases de efecto invernadero y las regiones que reciben sus consecuencias más graves. De este modo, las propuestas y estrategias para enfrentar el cambio climático no deben entenderse como una opción opuesta al crecimiento económico. Las soluciones a los problemas que plantea este fenómeno serán posibles en el contexto de un acuerdo internacional multilateral equitativo que reconozca el carácter global del tema y las responsabilidades compartidas —pero también las diferencias que históricamente exhiben los paÃses— y que prevea la disposición de recursos financieros adicionales para enfrentar los retos de la mitigación y la adaptación en los paÃses en desarrollo. Las acciones unilaterales que limiten los flujos existentes de recursos y el acceso a recursos financieros adicionales solo agudizarán los problemas de la región y no constituyen una solución de largo plazo.
Los sectores público y privado, y en general la ciudadanÃa, deberán contribuir, de manera activa pero diferenciada, a los procesos de ajuste necesarios para construir un futuro viable. Enfrentar los problemas de un modo innovador significa transitar hacia una senda de crecimiento económico con baja emisión de carbono, compatible con un desarrollo económico sostenible. La atmósfera deberá considerarse un bien público global y su preservación para las generaciones futuras, un deber actual ineludible.
En este sentido, los paÃses de América Latina y el Caribe deberán forjar su futuro a partir de medidas que se tomen en el presente, aprovechar la oportunidad para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y transitar hacia un estilo de desarrollo más sostenible. La decimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Copenhague, 2009) constituye una valiosa ocasión para que la comunidad internacional pueda formular una estrategia incluyente, justa y equitativa, en que el principio precautorio evite los daños irreversibles. Sin embargo, cabe reconocer que en la región persisten problemas fundamentales de desarrollo que deberán resolverse junto con las dificultades que derivan del cambio climático. |