INEGI. 17 de junio de 2010...
La desertificación es la degradación de la tierra en regiones áridas, semiáridas y sub húmedas secas, resultante de diversos factores, incluso variaciones climáticas y actividades humanas.
Las principales causas de la desertificación son: el sobre pastoreo, la deforestación y las prácticas de una agricultura no sostenible.
La desertificación en México afecta dos de cada tres hectáreas del territorio nacional, lo que disminuye la superficie agrícola y forestal, teniéndose una pérdida económica de aproximadamente el 10 por ciento del producto interno bruto (PIB).
La desertificación es fundamentalmente un problema de desvinculación entre los recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota, o sea, es ante todo un problema de desarrollo sostenible.
Antecedentes
La ONU proclamó el 17 de junio como Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y Sequía, con objeto de sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de controlar la extensión del desierto, así como valorar y cuidar los recursos hídricos en los cinco continentes.
La desertificación fue definida por la ONU (1994), como el problema ambiental y de desarrollo más grave que vive la humanidad. Su avance produce sequía y empobrecimiento en todo el mundo. Según la definición del artículo 1 de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, la desertificación es “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas”.
En esta definición, cada uno de los conceptos tiene un alcance específico para aprender la complejidad de los procesos de desertificación, a continuación se citan algunas definiciones elaboradas por los expertos de PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente):
• Tierra: constituye el sistema bio-productivo terrestre que comprende el relieve y el suelo, la vegetación, otros componentes de la biota y los procesos ecológicos e hidrológicos que se desarrollan dentro del sistema.
• Zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas: son aquellas zonas en que la proporción entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está comprendida entre 0.05 y 0.65, excluidas las regiones polares y subpolares.
• Sequía: es el fenómeno que se produce naturalmente cuando las lluvias han sido considerablemente inferiores a los niveles normales registrados, causando un agudo desequilibrio hídrico que perjudica los sistemas de producción.
• Degradación de las tierras: implica la reducción o la pérdida de la productividad y complejidad biológica o económica de las tierras agrícolas, los pastizales, y las regiones boscosas, y se debe principalmente a la variabilidad climática y a las actividades antrópicas no sustentables. Se produce por una combinación de procesos que actúan sobre el ambiente. Estos incluyen la erosión hídrica, la eólica y la sedimentación provocada por estos agentes; la reducción a largo plazo de la cantidad o la diversidad de la vegetación natural y la salinización o solidificación de los suelos.
El término “degradación” se emplea muchas veces como sinónimo de “desertificación”, sobre todo cuando se trata de tierras; por eso este término es más amplio que el de desertificación, ya que se aplica a la capa vegetal y a la biodiversidad y denota pérdida de la capacidad productiva.
Causas de la desertificación
Las tres principales causas de la desertificación son: el sobre pastoreo, la deforestación y las prácticas de una agricultura no sostenible.
El sobre pastoreo y la deforestación destruyen el estrato de vegetación protectora que cubre las regiones áridas y semiáridas, haciendo posible que la erosión hídrica y eólica decapiten los fértiles estratos superiores del suelo. Las prácticas agrícolas no sostenibles eliminan los nutrientes del suelo, salinizándolo, desecándolo, compactándolo o sellando su superficie y provocando la acumulación de sustancias tóxicas.
Estas diversas formas de explotación humana que sobrecarga la degradación ecológica y perturbación socio-económica derivan de una combinación de:
• Explotación humana que sobrecarga la capacidad natural del ecosistema, y que propicia el descuido y abandono de la tierra y la migración de los pobladores.
• La inherente fragilidad ecológica del sistema de recursos de las tierras secas.
• Las condiciones climáticas adversas, en particular las sequías recurrentes graves.
En suma, la desertificación es un problema ambiental y socioeconómico de alcance mundial que exige especial atención; está íntimamente relacionada con la pérdida de biodiversidad y con el cambio climático que se potencian mutuamente. Es un proceso que se distingue de fenómenos similares, en otras zonas más húmedas del mundo, porque tiene lugar en condición climática muy dura y afecta negativamente a zonas con recursos naturales limitados de suelo, agua y vegetación. También es un proceso que influye cada vez más en la degradación ambiental del planeta y desempeña un papel importante en la contaminación del agua, el aire y el suelo, la deforestación, las pérdidas de suelo y el cambio climático. Contribuye sustancialmente a la pérdida de la diversidad biológica en el mundo, especialmente en las zonas que son centros de origen de las principales especies de cultivo como el trigo, la cebada, el sorgo y el maíz. Incrementa la pérdida de biomasa y productividad del planeta y contribuye al agotamiento de la reserva mundial de humus, perturbando las transformaciones bio geoquímicas mundiales.
Por último, la desertificación contribuye al cambio climático mundial aumentando el albedo (es la medida de reflectividad) de la superficie terrestre y disminuyendo la tasa actual de evapotranspiración, modificando el equilibrio energético en la superficie y la temperatura del aire contiguo, y añade polvo y dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
No debe confundirse la desertificación con los desiertos mismos, que son ecosistemas en sí. “La desertificación consiste en procesos de pérdida de fertilidad, de muerte de los suelos, de degradación y pérdida de fuentes de agua y vida animal y vegetal por la acción humana”, explica Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA).
Situación actual de la Desertificación en México
De acuerdo con datos del INE, la vulnerabilidad de las tierras es alta en un 48% y moderada en un 48.9% de superficie. Esto demuestra que México por su posición geográfica, relieve, clima y características de los suelos, muestra una gran susceptibilidad a ser afectado por diversos procesos que llevan a la desertificación.
Hoy en día, la desertificación en México es grave, ya que afecta dos de cada tres hectáreas del territorio nacional, lo que disminuye la superficie agrícola y forestal, teniéndose una pérdida económica de aproximadamente el 10 por ciento del producto interno bruto (PIB) según datos de los expertos de la Red Mexicana de Esfuerzos contra la Desertificación y la Degradación de los Recursos Naturales (Riod-Mex).
En nuestro País hay alrededor de 120 millones de hectáreas afectadas por el fenómeno de la desertificación y las principales causas son la pérdida de la fertilidad, que se presenta en el 18 por ciento de nuestro territorio; las erosiones hídricas, en el 12 por ciento, y las eólicas, en 11 por ciento, así como la salinización en 8 por ciento de las tierras de riego, según datos de SEMARNAT.
En México, el desierto ocupa aproximadamente el 40% de su superficie, cubre la mayor parte del territorio de la península de Baja California, así como grandes extensiones de la planicie costera y las montañas bajas de Sonora, casi la totalidad del estado de Coahuila y Nuevo León, parte de Tamaulipas, la mayor parte de los estados de Zacatecas, San Luís Potosí, la región noreste de Guanajuato, Aguascalientes y gran parte de Querétaro, así como los estados de Hidalgo, Puebla y una pequeña parte de Oaxaca.
Principales causas de la degradación de suelos en México, 2002 (1)
Fuente: SEMARNAT. El Medio Ambiente en México, en Resumen, 2009.
La degradación del suelo se refiere a los procesos inducidos por las actividades humanas que disminuyen su productividad biológica, así como su capacidad actual y/o futura para sostener la vida humana. Según el estudio con mayor resolución sobre la degradación de suelos en el país, en el año 2002, el 44.9% de superficie nacional mostraba algún signo de degradación, siendo la degradación química y la erosión hídrica los procesos más importantes. Con respecto al nivel de degradación, el ligero y moderado alcanzan el 42.8% de la superficie del país y el 2.1% restante se divide entre los niveles fuerte y extremo. Las principales causas asociadas con la degradación son las actividades agrícolas, pecuarias y la deforestación.
Por su ubicación geográfica, México está expuesto cíclicamente a fenómenos meteorológicos extremos, como ciclones tropicales y sequías, que aunados a otros factores, ocasionan anualmente pérdidas económicas importantes en todos los sectores productivos.
Además, dos terceras partes de la superficie del país son áridas o semiáridas, y la disponibilidad de agua se concentra principalmente en el sureste. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CNA), históricamente las sequías han impactado en forma severa no sólo la producción agrícola y ganadera, sino también la generación de energía eléctrica y el abasto de agua a ciudades y comunidades rurales. Estos eventos, explica, provocan desplomes en la producción nacional de alimentos.
Particularmente, en estados como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, donde los climas son extremos, muchos pobladores, especialmente hombres, han tenido que abandonar sus antes fértiles tierras y con ellas a su familia, para buscar en otras regiones el sustento diario. De acuerdo con datos de la CONAFOR, se calcula que cada año emigran entre 300 y 400 mil personas, abandonando sus tierras en proceso de degradación o desertificación.
Tal realidad conlleva a dificultades aún mayores, que se relacionan con el desplazamiento demográfico a las ciudades y el desempleo, entre otras.
¿Cómo se explica esta situación?; La respuesta, según Kenneth Hare, secretario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), radican indudablemente en el problema de la desertificación; es decir, la extensión de los desiertos a tierras anteriormente productivas, debido a que la presión ejercida por los suelos, vegetación y climas extremos como la sequía, superan en mucho su capacidad de soporte.
Tradicionalmente, la sociedad ha sabido combatir la sequía, que es la falta o deficiencia de precipitación pluvial; pero el aumento de la población y diversas formas de reglamentación han dificultado esta práctica, afirma Hare en el documento “Sequía, variación climática y desertificación”, presentado en 1994 ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Fuente: Greenpeace
Procesos de degradación en México
Fuente: SEMARNAT. Informe de la Situación del Medio Ambiente en México, 2008.
La desertificación es fundamentalmente un problema de desvinculación entre los recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota, o sea, es ante todo un problema de desarrollo sostenible.
Es urgente tomar medidas que impidan seguir perdiendo, cada año, millones de toneladas de suelo arrastrados por el agua y el viento junto con las especies que ahí se albergan como consecuencia del avance de los procesos de desertificación.
Sequedad, una relación de aridez
Si en regiones con climas secos y calurosos la oferta de energía solar sobre la superficie de la tierra es excesiva y la precipitación de lluvia es deficiente (sequía), se dice que sufren de sequedad. De hecho, el índice de sequedad se mide en función de la cantidad de calor requerido para evaporar la precipitación anual promedio. Con esa base la ONU llegó a la conclusión de que las zonas con mayor riesgo se sitúan entre una sequedad de 2 y 7, y es a lo que se denomina aridez. Ello significa que si no se toman medidas preventivas, eventualmente se inclinarán a la desertificación, donde la productividad biológica es demasiado baja como para sostener grandes poblaciones humanas. Tal es el caso del desierto, donde la vegetación se limita a los oasis.
En México, por ejemplo, las regiones en las que se han presentado mayor número de sequías son las áridas y semiáridas, en las cuales la precipitación promedio es de 400 milímetros al año. "Los mayores impactos de este fenómeno se resienten en la agricultura, debido a que ocupa 83 por ciento del agua extraída. Asimismo, son considerables las afectaciones en ciudades y comunidades rurales, pues la disponibilidad de agua se relaciona con la cantidad de habitantes", indica la CNA. Cabe destacar que en el sureste del país la disponibilidad promedio es ocho veces mayor a la de las zonas centro, norte y noreste. Así, mientras que el promedio nacional de disponibilidad anual per cápita es de 4 mil 960 metros cúbicos, en el norte es de mil 930 y en el sur de 15 mil 270.
Los principales componentes de la pérdida de biodiversidad (figura 1, resaltado en verde) afectan directamente a los servicios más importantes de las tierras secas (en negrita). Los circuitos internos conectan la desertificación con la pérdida de biodiversidad y el cambio climático a través de la erosión del suelo.
El circuito externo interrelaciona la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. En la sección superior del circuito externo, la producción primaria reducida y la actividad microbiana, disminuyen la captación de carbono y contribuyen al calentamiento global. En la sección inferior del circuito externo, el calentamiento global aumenta la evapotranspiración, afectando de esta manera a la biodiversidad en forma negativa; también se esperan cambios en la biodiversidad y en la estructura de la comunidad debido a que las distintas especies reaccionarán de diferentes maneras a las elevadas concentraciones de CO2.
Figura 1
Procesos de Desertificación en México
La desertificación es un fenómeno constituido por componentes sociales, económicos, físicos, biológicos y climáticos, que lo hacen complejo, se ha propuesto que se analice por los resultados de los procesos de degradación ecológica.
La FAO (1980) menciona que los procesos de la desertificación son 7 y se dividen en primarios y secundarios.
Los procesos primarios son aquellos que tienen un impacto fuerte en la producción y en la modificación del ecosistema, siendo sus efectos amplios. Dentro de estos se tiene a: 1) degradación de la cubierta vegetal, 2) erosión hídrica, 3) erosión eólica y 4) salinización.
Fuente: SEMARNAT. El Medio Ambiente en México, en resumen, 2009.
1) Degradación de la cubierta Vegetal
La degradación de la cubierta vegetal se refiere a la remoción o destrucción que esta sufre, principalmente, por la acción del hombre que ocasiona un desequilibrio ecológico, mismo que puede manifestarse de diferentes formas; una de las más graves es la alteración del ciclo hidrológico. La disminución de plantas perennes, especialmente de los pastos como del sobrepastoreo, forma también parte de este proceso de degradación.
En el siglo pasado, casi la tercera parte del país correspondía a tierras forestales, las que hoy se han reducido a una cuarta parte, sin que cese la deforestación (SEDESOL, 1993).
Uno de los principales factores de la destrucción de la vegetación lo constituye el proceso de sobre pastoreo del ganado que ocurre en varias regiones del país.
Otro factor importante es el que se refiere a la explotación forestal, no tanto por los volúmenes aprovechados, sino por la concentración de la explotación en unas cuantas especies, principalmente de pino. Aquí habrá que mencionar que el Inventario Nacional Forestal (SARH, 1992) calcula en 21.6 millones de hectáreas, es decir, el 11% de la superficie total del país, como áreas forestales perturbadas.
En lo que se refiere al sobrepastoreo, aunque no implica una destrucción total de la cobertura vegetal, alcanza grandes dimensiones. Así en un estudio realizado por CONAZA y ECOTERRA en 1985, en los pastizales y matorrales de 10 estados de zonas áridas, el 85% de los predios eran sobre pastoreados; en casi la mitad se presentaba invasión de arbustivas menos deseables, y solo el 27.7% de las comunidades vegetales dedicadas a la ganadería se encontraban en buenas condiciones.
2) Erosión hídrica
La erosión hídrica se refiere a la remoción del suelo por la acción del agua. Este proceso incluye efectos que aparecen en cuatro modalidades principales: la erosión laminar (remoción generalizada de la capa arable del suelo, por el impacto del agua de lluvia); la formación de surcos y la erosión de cárcavas (pequeños canales que se generan en la superficie del suelo); y el movimiento masivo de tierras (desprendimiento de tierra).
En México el valor del índice climático de agresividad de la lluvia (evaluado por el método de Arnoldus 1979 citado por la FAO, 1980), varía de ligero a moderado; considerando que el 65% del territorio nacional tiene pendientes mayores al 10%, esta situación aunada a una escasa cobertura vegetal al inicio de las lluvias, incrementa el riesgo de la erosión hídrica en más del 70% del territorio, llegando a ser extrema en un 9% del país. Este tipo de erosión reduce la productividad de los terrenos dedicados a la agricultura.
Fuente: SEMARNAT. El Medio Ambiente en México, en resumen, 2009.
Fuente: SEMARNAT. El Medio Ambiente en México, en resumen, 2009.
3) Erosión eólica
La erosión eólica se define como el desprendimiento y arrastre de las partículas del suelo, ocasionados por el viento. Se presenta en las zonas áridas y semiáridas pero puede ser importante en las áreas con lluvias estacionales, cuando la vegetación es escasa o inexistente durante la estación seca. El viento también puede remover y transportar suelo de terreno en declive con alta húmedad relativa, como ocurre en las costas.
Las entidades que muestran mayor avance de la erosión eólica son: San Luis Potosí, Morelos, Hidalgo, Nuevo León, Baja California, Querétaro y Zacatecas, con más del 80% de su superficie.
El proceso de la erosión inducida, tiene como causas principales la destrucción de la vegetación natural, el sobrepastoreo, las prácticas agrícolas inadecuadas y la tala inmoderada.
En México se han efectuado varios estudios sobre la erosión y las superficies afectadas, los cuales debido a las diversas metodologías utilizadas, suelen diferir respecto a la extensión y grado de erosión en las diferentes regiones; sin embargo, coinciden en que la superficie afectada por algún grado de erosión, es del 80% o más del territorio nacional.
Fuente: SEMARNAT. El Medio Ambiente en México, en resumen, 2009.
4) Salinización
La salinización se refiere al deterioro de los suelos por el incremento en el nivel de sales solubles que reduce su capacidad productiva. Dentro de este proceso se ubica también a la sodificación y la concentracion de sustancias en niveles tóxicos en la capa superficial del suelo.
En nuestro país existen naturalmente extensas áreas de suelos salinos, que provienen de substratos geológicos salinos o bien se encuentran en las cuencas endorreicas de las zonas áridas donde se concentran los escurrimientos y por lo tanto las sales solubles. En estas regiones la escaza precipitación fluvial y la elevada transpiración provocan un desbalance hídrico y salino que favorece la concentración de sales; a esto se añade la ausencia de una lixiviación efectiva de las sales. Los suelos salinos también pueden encontrarse en áreas próximas a la costa, en las cuales existe influencia marina.
Las causas de la salinización son la aplicación excesiva de agua de riego sin drenaje adecuado, el riego con agua de mala calidad, la mala nivelación del terreno y la extracción desmedida de los acuíferos, que incrementa la acumulación de sales o eleva aguas subterráneas salitrosas.
La extracción de los acuíferos puede coincidir a la intrusión del agua de mar a estos.
Los procesos secundarios son aquellos que se subordinan a los procesos primarios y éstos son: 1) degradación física (compactación, encostramiento y afloramiento de horizontes subsuperficiales, 2) degradación biólogica (disminución y pérdida de la materia orgánica del suelo) y 3) degradación química (pérdida de nutrimentos y la concentración de sustancias tóxicas para los seres vivos).
1. Degradación Física
La degradación física se produce como consecuencia de varios procesos que son, el encostramiento, la reducción de la permeabilidad, la compactación, la cementación y la degradación de la estructira del suelo.
Entre los factores que influyen en este proceso de deterioro, se encuentran la erosión hídrica, la escaces de materia orgánica y la topografía. A estos factores se agrega la utilización agrícola, que implica cultivos de poca cobertura y constante utilización de maquinaria agrícola.
El encostramiento puede ser apreciado a simple vista; y se presenta en áreas con poca materia orgánica, así como con altos contenidos de limo y arcilla.
La compactación superficial y la impermeabilización son causadas por la presión ejercida por la maquinaria agrícola, vehículos o ganado.
La cementación consiste en la acumulación calcárea de yeso, hierro o sílice. Los estados con mayor velocidad de degradación física son: Veracruz, Hidalgo, Colima, una extensa superficie del altiplano Potosino-Zacatecano y porciones de los estados de Durango, Baja California Sur, Puebla, Tlaxcala, Chihuahua, México y Guanajuato.
La degradación física, al impermeabilizar el terreno, origina un volumen mayor de escurrimientos, disminuye la cantidad de agua disponible del suelo y provoca problemas para la emergencia de plántulas y la penetración de las raíces.
2. Degradación Biológica
La degradación biológica puede ser considerada el segundo proceso de degradación de los suelos mexicanos, ocurriendo en un 80% del territorio nacional. Consiste en el aumento en la velocidad de mineralización de la materia orgánica (Humus).
El riesgo de mineralización de la materia orgánica del suelo se puede evaluar como una función del clima. El valor de dicho índice climático muestra que en casi la mitad de México (costas, el istmo y el sureste) se presentan condiciones favorables para que se degrade la materia orgánica; en cuanto a la zona árida, el riesgo de degradación varía de ligero a moderado.
La reducción del manto vegetal, el cultivo excesivo y la remoción de partículas finas de la capa arable, son factores que tambien influyen en la degradación biológica.
Al disminuir la materia orgánica del suelo se favorece la degradación física, que a su vez acelerará la erosión. La reducción en la capacidad de infiltración y el nivel de nutrientes del suelo y las dificultades para la emergencia y el desarrollo radicular de las plantas son, de igual manera, consecuencia de la degradación biológica.
Los estados con mayor velocidad de degradación biológica de acuerdo a la FAO (1980) son: Colima, Morelos, Tabasco, Chiapas, Veracruz, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Yucatán y Sinaloa, con valores superiores al 90% de su extensión total.
3. Degradación Química
Ésta se refiere a la degradación de los suelos por pérdida de nutrimentos. En aquellos lugares con pendientes menores al 3% y donde la precipitación es mayor que la evotranspiración, se presenta la lixiviación de las bases, es decir se reduce la disponibilidad de potasio, calcio y magnesio soluble, a valores menores de 50% de saturación de bases; estos suelos requieren ser fertilizados con esos elementos, además de nitrógeno y fósforo.
El clima, la topografía del terreno y la remoción de la vegetación son factores que favorecen la lixiviación de bases, haciendo que el suelo se vuelva de reacción más ácida y en ocasiones origina toxicidad de aluminio.
Al aplicar la metodología de la FAO (1980), para medir la velocidad con que los suelos pierden sus bases, se detectó que el 15% del terreno está siendo afectado por este fenómeno. Los estados con mayor extensión de deterioro químico son: Tabasco, Campeche, Veracruz, Nayarit, Oaxaca y con algunas áreas Sonora, Chihuahua y Sinaloa.
Asentamientos Humanos
Se ha propuesto considerar a los asentamientos humanos (urbanos, suburbanos e industriales) como uno de los procesos de la desertificación (Mondragón, 1980; Ortiz, 1986; tróccoli et.al.,1989) ya que estos crecientes espacios construidos, generalmente se instalan en los valles, en las mejores tierras agrícolas y son irreversibles, lo que dá por resultado la disminución de las superficies con suelos agrícolas de primera clase.
Para combatir la desertificación
Para combatir la desertificación es necesario evaluar la magnitud con la que se presentan los procesos, por lo que es importante conocer las causas y los factores que ocasionan la degradación, así como el estado actual, la velocidad de ocurrencia y el riesgo potencial; estos críterios se definen de la manera siguiente:
El estado actual se refiere a la situación presente que muestran los recursos: suelo y vegetación.
La velocidad indica el cambio con que ocurren los procesos de degradación por unidad de tiempo.
El riesgo potencial muestra la susceptibilidad que tiene un área a ser degradada por un determinado proceso.
Para estimar el estado actual, velocidad y riesgo potencial para la desertificación, existen parámetros específicos para cada proceso, cuyo resultado puede ser clasificado en cuatro clases de afectación: nulo a ligero, moderado, severo, y extremo.
La metodología para la evaluación y cartografía de la desertificación es útil también para cuantificar la recuperación y la velocidad de restauración. Ejemplos:
a) Reforestaciones, forestaciones y pastizaciones en el área con degradación de la cubierta vegetal.
b) Utilización de lavados, drenaje, mejoradores y halófitas en suelos salinizados y/o sodificados.
c) Prácticas mecánicas y vegetativas en suelos dañados por erosión hídrica y eólica.
d) Roturación e incorporación de materia orgánica en suelos tepetatosos o calichosos.
La sociedad civil mexicana preocupada por la conservación de la riqueza forestal, ha manifestado ante las diferentes autoridades gubernamentales instituciones y organismos, la imperiosa necesidad de implementar acciones eficientes encaminadas a disminuir el avance de la desertificación de las tierras de nuestro País.
Algunas organizaciones no gubernamentales realizan eventos deportivos en los desiertos de nuestro País con la finalidad de financiar programas de reforestación en aquellas zonas que han sido afectadas por la acción del hombre o de la naturaleza.
Los mexicanos debemos ser sensibles a este grave problema de la constante degradación de las tierras del territorio nacional, por lo que es necesario que sociedad y gobierno impulsemos una cultura de cuidado a nuestras áreas verdes y construir una sólida red de protección a las mismas; también implementar un eficiente cuadro de vigilancia para buscar se castigue a los depredadores de las zonas boscosas de nuestro País.
Es necesario fortalecer los mecanismos normativos para que se castigue severamente a las personas que atenten contra el equilibrio de nuestros ecosistemas naturales, así como a nuestros recursos hídricos, ya que esto no solo nos afecta a los mexicanos de hoy, también afecta a las futuras generaciones.
Sin duda, uno de los retos fundamentales es atender el grave problema de la desertificación del territorio nacional, por lo que debemos todos trabajar en el cuidado y protección de las áreas verdes de nuestro País.
Bibliografía
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La Desertificación en México. Lic. Alfonso R. Izquierdo Bustamante. Presidente del Consejo Directivo Nacional de la Fundación Carlos A. Madrazo, A. C. y Secretario Adjunto a la Presidencia del C.E.N. del P.R.I. [email protected]
SEMARNAT. IMTA. INE. “Caracterización de los factores socioeconómicos de la desertificación en México”. Informe de proyecto. Sergio Vargas Velázquez. Noviembre, 2007.
SEMARNAT. El Medio Ambiente en México: en Resumen, 2009.
SEMARNAT. Informe de la Situación del Medio Ambiente en México, 2008. |