JULIETA ROCHA. INFORURAL
El programa busca ayudar a los agricultores a enfrentar el cambio climático, mientras aumentan la productividad, protegen la biodiversidad e incrementan el bienestar en las comunidades agrícolas.

Con una inversión de dos mil millones de dólares, Syngenta lanza el capítulo dos de Good Growth Plan, con dos proyectos, que trabajan con medianos y pequeños productores: EMAV (Ensilado de Maíz de Alto Valor) y Operación Polinizador, que se encuentran en fase de crecimiento y expansión, y que esperan en los siguientes cinco años tener resultados.
Están centrados en la producción agrícola sostenible, el cuidado del medio ambiente, el cuidado de los agricultores y la capacitación en buenas prácticas agrícolas.
Operación Polinizador, crea espacios para que las abejas y otros insectos polinizadores tengan alimento y refugio. El proyecto inició en México, en 2019 con la selección de predios: tres medianos agricultores de Jalisco, productores de frutillas con 44 hectáreas y en Tlaxcala y Puebla con tres pequeños agricultores de autoconsumo y forraje en 15 hectáreas. La meta para este 2021 es el escalamiento a más predios y más cultivos con el objetivo de contar con corredores de biodiversidad.
Operación Polinizador se basa en un método científico para el establecimiento de hábitats en zonas de cultivo, que brindan refugio, alimento y vías de tránsito. Lo que busca es armonizar el trabajo de la agricultura con la labor de los polinizadores, contribuyendo a que la producción agrícola sea rentable y sostenible a largo plazo. “La polinización gestionada adecuadamente puede aumentar el rendimiento agrícola hasta 24 por ciento”.
“En este año se espera incrementar a los productores que están en Operación Polinizador y que se aumente la presencia en diferentes estados y diferentes cultivos. Lo que se pretende es expandirse con estos proyectos, no solamente tener tres predios, sino que cada vez más agricultores se sumen para hacer un cambio significativo en la forma de producir en México”, dijo Monserrat Benitez, líder de sostenibilidad para Latinoamérica del Norte de Syngenta.
EMAV (Ensilado de Maíz de Alto Valor) ayuda a mejorar la rentabilidad del productor lechero, al incorporar tecnología en su producción, apoya a pequeños y medianos productores lecheros para aumentar su rentabilidad y permanencia en esa industria.
“Otro punto importante en este nuevo capítulo son las Alianzas Estratégicas, es cómo complementamos nuestra visión como compañía de investigación y desarrollo, con lo que necesitan los agricultores y con espacios como CIMMyT, IICA y la Sustainable Agriculture Network (SAN). Cómo pueden ellos contribuir a nuestra visión, para que den el toque no empresarial a nuestros proyectos, y los complementen con nuestra visión económica dentro de la sostenibilidad, para ser realmente este triangulo: ambiental, social y económico que es lo único que hace que se mantengan los proyectos, que sean exitosos y no solamente temporales”, agregó la ejecutiva de Syngenta.
Con la Alianza Estratégica formada con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT) se lograron recuperar 2.3 millones de hectáreas de tierra degradada, a través de la agricultura de conservación, se capacitó a los pequeños productores para evitar las quemas agrícolas y contribuir a la reducción de la manipulación del suelo.
Monserrat Benítez sostuvo que además de capacitar a pequeños productores, también quieren incluir a los trabajadores agrícolas. “Tenemos un target de 8 millones de trabajadores al año. El reto es mejorar la biodiversidad y la salud del suelo en tres millones de hectáreas de tierras agrícolas cada año”, agregó.
Por su parte, Javier Valdés, director general de Syngenta, destacó la importancia de trabajar en el campo a partir de la innovación para alcanzar una agricultura sostenible que garantice el abasto de alimento y la protección del medio ambiente.
Sostuvo que “aumentar la productividad promedio de los principales cultivos del mundo sin utilizar más tierras, más agua ni más insumos es un ejemplo de lo que se puede alcanzar a través de los compromisos del Good Growth Plan. Cultivos como el maíz pueden incrementar sus rendimientos entre 10 y 20% gracias a semillas resistentes a la sequía y riego automatizado. La tecnología y la innovación son aliados que trabajan por la sostenibilidad y la disponibilidad de alimentos”.
Dijo que los estados en los que se está trabajando son Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes, Coahuila, el sureste de México, como Chiapas y otros estados como Tamaulipas, Zacatecas, Durango, Chihuahua y San Luis Potosí, donde se busca la sustentabilidad por la escasez de agua en la producción de frijol.
Al igual que su primera versión, The Good Growth Plan tendrá objetivos globales que serán alcanzados por acciones regionales, en un plazo de 5 años. El primer capítulo del programa, presentado en 2014, logró las metas establecidas con un año de anticipación, consiguiendo incrementar 18.8% la productividad de cultivos como maíz y tomate, beneficiando 14.1 millones de hectáreas de tierras de cultivos, ayudando a que la biodiversidad florezca en 8.2 millones de hectáreas y capacitando a 42.2 millones de agricultores en el uso y manejo seguro de productos para la protección de cultivos.
En términos locales, los resultados de The Good Growth Plan fueron igualmente satisfactorios para México, donde se alcanzaron los objetivos establecidos en beneficio del suelo, de los cultivos, de los productores y del medio ambiente. En total, a lo largo de los casi seis años de The Good Growth Plan en su primer capítulo, se recuperaron 2,318,565 hectáreas para cultivo, se fortaleció a 938,170 productores y se ayudó a 233,839 personas a mantenerse seguras.
En el segundo capítulo, acelerar la innovación pensando en los agricultores y en la naturaleza, trabajar para una agricultura carbono neutral, ayudar a las personas a mantenerse seguras y saludables, y establecer alianzas para generar impacto son los compromisos establecidos en el programa, mismos que deberán cumplirse para 2025.