MISAEL SÁNCHEZ. TIEMPO EN LÍNEA.
Mientras anualmente más de 20 mil hombres y mujeres abandonan el campo oaxaqueño para migrar a campos agrícolas del norte del país y a Estados Unidos el presupuesto para el sector continúa en picada al pasar de 1 mil 600 millones de pesos en el 2007 a 632 millones 700 mil pesos en el 2018.
Todavía en el 2011 el presupuesto para el campo rondó los 1 mil 300 millones de pesos.
Con la veda electoral, en este año no se ha difundido ampliamente el monto de recursos para el campo.
Sin embargo, de acuerdo a legisladores oaxaqueños federales, la inversión real para este año asciende a 632 millones 700 mil pesos.
El gobierno estatal, de acuerdo a funcionarios locales, hizo una aportación de 52.7 millones de pesos que complementa los recursos enviados por el gobierno federal y que ascienden a 580 millones de pesos.
El Programa Concurrencia 2018 contempla inversiones por 145.3 millones de pesos a favor del campo oaxaqueño, mientras que el Programa Estratégico de Seguridad Alimentaria asignará 415 millones 925 mil pesos a fortalecer la soberanía alimentaria.
Al mismo tiempo, se invertirán otros 69.9 millones de pesos en materia de sanidad y 4.5 millones de pesos al Sistema Nacional de Información.
En el 2007, el gobierno federal y estatal hicieron una inversión conjunta de más de 1 mil 600 millones de pesos para hacer realidad proyectos, obras y acciones de apoyo al desarrollo rural sustentable para mejorar las condiciones de los campesinos y los productores del campo.
Autoridades estatales y federales firmaron un convenio para propiciar la participación de los municipios y los sectores social y privado, a través de sus organizaciones sociales y económicas para impulsar el desarrollo rural.
En esa ocasión autoridades estatales y federales hicieron una aportación conjunta de 1 mil 607 millones, cuatrocientos cuarenta y seis mil 500 pesos para apoyar al sector y, al mismo tiempo, formular e instrumentar programas a nivel municipal, regional y de cuencas para impulsar la productividad del campo.
El mismo gobierno federal informó que se harían las acciones necesarias para reforzar las campañas en materia de sanidad vegetal, salud animal y sanidad acuícola, así como en las actividades de inocuidad agroalimentaria, control de la movilización en los puntos de verificación, vigilancia epidemiológica de plagas y enfermedades, implementación de dispositivos de emergencia y colaboración en materia sanitaria en apoyo a las exportaciones de bienes agropecuarios, acuícolas y pesqueros.
Sin embargo, en los últimos años no se ha fomentado la inversión en infraestructura a fin de promover la eficiencia económica de las unidades de producción y del sector rural en su conjunto, mejorar las condiciones de los productores y demás agentes de la sociedad rural para enfrentar los retos comerciales y aprovechar las oportunidades de crecimiento derivadas de los acuerdos y tratados sobre la materia.
De acuerdo con expertos y hombres del campo, no se ha propiciado el fortalecimiento del mercado interno para mejorar los términos de intercambio comercial con el exterior, aumentando la capacidad productiva para fortalecer la economía campesina, el auto abasto y el desarrollo de mercados regionales que mejoren el acceso de la población rural a la alimentación y los términos de intercambio.
Asimismo se indicó que uno de los grandes pendientes e promover sistemas de producción de subsistencia, mediante el apoyo de proyectos productivos viables que contribuyan a la generación de empleo e ingresos a las personas y comunidades que habitan las regiones rurales que se fomentará la inversión tanto pública como privada para la ampliación y mejoramiento de la infraestructura hidroagrícola, el mejoramiento de los recursos naturales en las cuencas hídricas, el almacenaje, la electrificación, la comunicación y los caminos rurales.
Hasta el 2011 los presupuestos para el campo fueron importantes.
En ese año la inversión fue del orden de los 1 mil 300 millones de pesos, con una aportación del 25 por ciento del Estado y el resto de la Federación.
A PESAR DE TODO, GENERA EMPLEOS
A pesar de la crisis que existe en el sector primario, el campo oaxaqueño generó hasta diciembre de 2017 un total de 591 mil 788 empleos.
A diferencia del sector secundario que perdió 27 mil empleos y el sector terciario que despidió a más de 44 mil empleados, la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca permitieron al sector primario dar empleo a diciembre de 2017 a 52 mil oaxaqueños.
Sin embargo, de acuerdo con el ambientalista Edmundo Arango que como miles de productores ahora se dedica a otras actividades, nadie se ha preocupado por facilitar apoyos para el campo y tampoco para otras necesidades, como la vivienda rural.
Refiere que la falta de apoyos al campo no tiene razón e indica que entre el 2000 y el 2012 se empezó a desmantelar realmente el respaldo a los campesinos.
También señaló que en varias ocasiones se les han ofertado programas de apoyo y que todos se esmeran en cumplir con requisitos para presentar proyectos que nunca tienen recursos.
En su opinión, el gobierno federal debe rescatar el apoyo al campo e indicó que es inconcebible que se le permita a los partidos políticos jugar con las necesidades de los hombres y mujeres del campo.
Por ello, consideró de primer orden invertir en el campo y generar empleos, pues de esta manera se frenará la migración de campesinos de todas las regiones.
Dijo que no puede mantenerse al campo en el abandono, pues las nuevas generaciones de hombres y mujeres de las zonas rurales e indígenas, prefieren migrar a otras entidades y a Estados Unidos, antes que quedarse en el campo.
Añadió que mientras se importen más de 100 mil toneladas de maíz, principalmente de Chiapas y Sinaloa, la situación del campo seguirá siendo difícil.
También demandó al gobierno federal que se inviertan recursos en el análisis de suelos, sobre todo en zonas donde la producción de básicos tiene que reducirse al cultivo en laderas.
Reiteró que es importante que el gobierno federal invierta en el campo para revertir el déficit de maíz que existe en muchas comunidades y para ello indicó que es importante que se respalde a las comunidades para que puedan ser autosuficientes, tener excedentes y también dedicarse a actividades alternativas del campo, como la cría de animales de traspatio o la producción de miel o peces, entre otras.
Indicó que el sector privado no ha invertido en el campo y que la necesidad de consumo tiene que llevar a los inversionistas a apostarle al campo.
Consideró que los precios justos en los productos del campo beneficiarán a miles de campesinos e inversionistas, pero para ello hace falta también voluntad política y determinación de los hombres del capital para elevar la productividad.
Puntualizó que el campo oaxaqueño tiene un activo importante en su producción orgánica, la cual se hace por la falta de tecnologías en el campo y que de alguna manera, beneficia a todos, pues contribuyen a mantener la salud de la población.