El vino es un producto que genera un efecto multiplicador en las economías nacionales y regionales, y por lo tanto es objeto de promoción en todos los países donde esta actividad toma lugar. Sobre todo, porque la producción vitivinícola solo puede ocurrir en ciertos lugares privilegiados en el orbe.

En México el vino es gravado por dos impuestos: el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). El IVA grava el consumo, por otro lado el IEPS al ser un impuesto especial (como su mismo nombre lo indica) trata de desincentivar o de “castigar” dicho consumo por considerar tales productos como nocivos para la salud. De origen, los impuestos especiales tienen dos objetivos: el recaudatorio y el de inhibir el consumo de los bienes gravados. Aparicio (2014), menciona que los impuestos especiales sobre el alcohol cumplen una doble función: por un lado son un elemento de recaudación para el Estado, lo cual contribuye a disminuir el déficit público; y por otro sirven de instrumento para determinadas políticas en materia de salud. Es decir, que este tipo de impuestos cumplen con un objetivo extrafiscal: tratan de internalizar el costo social que genera el consumo de ciertos bienes que se consideran perjudiciales o nocivos, estableciendo una imposición selectiva cuya recaudación puede financiar otras políticas públicas

Gravar el vino desde su valor comercial no ayuda más que para el fin recaudatorio, ya que no sería posible inhibir su consumo si el impuesto no se calcula desde su contenido de alcohol tomando en cuenta el volumen del producto.

La OCDE (2020) menciona que debido a la larga historia de los impuestos sobre las bebidas alcohólicas, se han desarrollado varios métodos y medidas para evaluar el contenido alcohólico de un producto. El mejor método para calcular los impuestos sobre el alcohol -según la OCDE-, es basarlos en el contenido de alcohol (ad quantum), y no en el precio (ad valorem). Inclusive, generalmente se combinan ambos métodos para incluir tanto el volumen (basado en el contenido de alcohol) como el valor del producto. De los 38 países que forman parte de la OCDE, solo Australia, Chile, Corea y México no aplican impuestos especiales ad quantum al vino, sino únicamente impuestos ad valorem. (OCDE, 2020). La opción ad valorem en realidad está gravando a toda la cadena de valor y sólo aumenta el costo del producto, haciéndolo menos competitivo.

A nivel global la industria vitivinícola está en crecimiento y en México el Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV) tiene identificados 14 estados productores de vino que en conjunto cultivan 18 variedades de uva. En el sector agrícola del país, después de la hortofruticultura, la industria vitivinícola es la segunda generadora de empleo.

El cambio de modelo tributario para gravar la cantidad de alcohol en los productos (ad quantum), generaría que las bebidas con un alto grado de alcohol, pero que se ofrecen a bajos precios, aumenten su costo final. De igual forma, se lograría beneficiar a industrias como la de la cerveza artesanal o el vino, que en ocasiones su precio base no puede disminuirse al tratarse de procesos artesanales.

La producción de vino en México representa el 0.07% del total mundial de vino, pero su valor de producción bruta alcanza los 1,900 millones de pesos anuales. Ha sido un catalizador para el desarrollo de la infraestructura agrícola, turística, gastronómica y de hospedaje y para el incremento en la derrama económica.

Establecer un mejor método para calcular los impuestos que tienen como objetivo desincentivar su uso o consumo podría lograr, por un lado, disminuir el consumo de bebidas que tienen una mayor impacto negativo en la salud de la sociedad y generar mayor dinamismo en sectores que ofrecen productos de calidad como es la industria vitivinícola.

*Eduardo Durazo-Watanabe es investigador del Centro de Enseñanza Técnica y Superior y del Centro de Estudios Vitivinícolas de Baja California.

*Bianca J. Lopez Campillo es especialista en impuestos y está adscrita a la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Autónoma de Baja California.