SALA DE PRENSA PRESIDENCIA DE MÉXICO.
Me gustaría explicar de manera sencilla lo que hemos logrado desde que somos gobierno:
La austeridad del gobierno es una realidad; la presidencia dispone de un presupuesto, 70 por ciento menor al ejercido por la anterior administración; se redujeron los sueldos de los altos funcionarios en 50 por ciento y se eliminó el uso de aviones y helicópteros; los servidores públicos ya no disponen de servicio médico privado ni de caja de ahorro especial con cargo al erario; se cancelaron las pensiones millonarias a expresidentes de la república; solo estamos dejando lo necesario de la estructura administrativa; no hay derroche y se terminó el lujo insolente en el gobierno.
Se inició la creación, el parque ecológico del lago de Texcoco, una inversión autorizada para ambas obras de mil 600 millones de pesos.
No se han otorgado nuevas concesiones mineras, no se permite el uso de semillas de maíz transgénico ni las prácticas del fracking.
En todas las obras que estamos realizando se consulta a las comunidades y se respeta el medio ambiente.
En ningún país del mundo se están sembrado, como en México, un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables.
Cuatrocientos nueve mil jornaleros reciben un salario para trabajar en sus propias parcelas en el programa Sembrando Vida.
Seiscientos mil jóvenes están contratados como aprendices y 350 mil han concluido su capacitación.
Dos millones 400 mil campesinos y pescadores reciben apoyos directos en efectivo.
Se compran los productos del campo, maíz, frijol, arroz, el trigo la leche a Precios de Garantía y se ofrece al mismo tiempo en 31 mil 500 tiendas y lecherías una Canasta Básica de alimentos a precios bajos.
Por dos años se han entregado fertilizantes gratuitos a todos los productores del estado de Guerrero.
En fin, este año la inversión llegará de manera directa a la gente y alcanzará, sumará 650 mil millones de pesos, cantidad que nunca habían recibido, sobre todo los más pobres y olvidados de México.
La pandemia precipitó, como todos sabemos y es de dominio público, tanto en México como el extranjero, la pandemia precipitó la crisis del modelo neoliberal. Y, a diferencia de otros tiempos y de lo que hacen, y respetamos otros gobiernos de otras latitudes, nuestra estrategia para remontar la caída de la economía ha sido radicalmente distinta.
En vez de seguir con el sofisma neoliberal, según el cual, si llueve fuerte arriba, gotea abajo, como si la riqueza fuera permeable y contagiosa, ahora nosotros destinamos los apoyos para el bienestar, empezando por la base de la pirámide social y de allí hacía su cúspide, de abajo hacia arriba.
Antes de la crisis sanitaria, 18 millones de hogares en nuestro país, de un total de 32 millones, eran beneficiados de cuando menos uno de los programas sociales en curso, es decir, el 55 por ciento del total de familias. Ahora nos hemos propuesto, para finales de este año, llegar a 25 millones de hogares, el 70 ciento de las familias del país.
Aclaro tres cuestiones:
Primero, que los de abajo, los de la base piramidal, reciben más beneficios porque se trata de los pobres, que no puede haber trato igual entre desiguales. A ellos les puede corresponder más de un apoyo y se atiende a casi el 100 por ciento de las familias, en particular a las comunidades indígenas.
Lo segundo es que en el 70 por ciento de la población preferente se contempla también la protección a los trabajadores al servicio del Estado, a maestros, médicos, enfermeras, soldados, marinos, oficinistas, administradores, técnicos, obreros y empleados de Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y de otras empresas públicas, en fin.
Este segmento de 25 millones de hogares, equivalente al 70 por ciento, de la población va desde los muy pobres hasta la clase media-media.
Con esta inyección de recursos, rápida y directa a las familias, se está fortaleciendo la capacidad de compra o de consumo de la gente y con ello estamos reactivando pronto la economía.
También, y esto lo quiero dejar muy claro, estamos persuadidos que un gobierno democrático, aun cuando por justicia debe darle preferencia a los más necesitados, tiene la obligación de procurar el bienestar de todas las personas; de modo que es necesario aclarar lo que estamos haciendo por el restante 30 por ciento de las familias que se ubican de la clase media, alta, hasta las personas de mayores ingresos en el país.
Por orden de importancia, sostengo que el principal beneficio que estamos dando con respeto y responsabilidad a este sector de la población reside en conseguir la paz y la tranquilidad en México.
Como todos sabemos, ningún mal se equipara a la violencia y nada, nada es más valioso que vivir en paz, con tranquilidad.
Pero, como siempre lo hemos sostenido, lo más efectivo es precisamente lo que hacemos en el tema de atender las demandas de los más pobres y marginados, en el entendido de que la paz es fruto de la justicia.
Esta nueva política de seguridad empieza a dar resultados. Durante el tiempo que llevamos en el gobierno hemos podido mantener sin aumentos sensibles el delito de homicidio y hemos roto la tendencia histórica de su crecimiento.