CARLOS MOTA. EL HERALDO DE MÉXICO.
En The Packer se lee que los líderes de la industria —importadores de tomate mexicano—, reportan “nulo progreso”
En varias dependencias de la administración pública se ha pasado de la sorpresa a la molestia porque el presidente Andrés Manuel López Obrador continúa su política de austeridad a un grado tal que les imposibilita hacer su trabajo. Oficiales de alto rango han empezado a desesperarse y se han cansado de tener que justificarse frente a terceros. La disposición, por ejemplo, de solicitar permiso directo al presidente para viajar al extranjero, es inaudita, porque incluso los secretarios de estado quedan como si fuesen adolescentes.
Entre los agricultores, por ejemplo, hay una sorpresa mayúscula por lo que corrió como grave rumor hace días: la imposibilidad de la secretaria de Economía Graciela Márquez para realizar dos viajes a EUA para arreglar el diferendo de los jitomates. Esta información, imposible de validar, es comentario común en el sector agroalimentario, y puede darse por buena dado que no hay avance, noticia, o asomo de nuevo acuerdo. De hecho, en el más reciente artículo en la prensa estadounidense al respecto, fechado el viernes por el medio especializado The Packer, se lee que los líderes de la industria —los principales importadores de tomate mexicano a ese país—, reportan “nulo progreso” y tener que ajustarse a la “nueva realidad”, que implica importar teniendo que aplicar el 17.56 por ciento de arancel al tomate mexicano.
El mismo medio especializado reporta que las exportaciones mexicanas de tomate a EUA han caído 21 por ciento en un lapso de dos meses desde que se eliminó el acuerdo de suspensión de aranceles; y que el precio se elevó de Dlls. $ 14.04 a Dlls. $ 17.27 por cartón de 25 libras.
Que la Secretaría de Economía no haya publicado una hoja de ruta para eliminar el arancel al tomate mexicano y que no exista la posibilidad de que la Secretaria Márquez pueda moverse libremente para tratar de cabildear y llegar a acuerdos con su contraparte estadounidense confirma que la Cuarta Transformación sigue padeciendo varios (y muy severos) puntos ciegos con su política de austeridad; y a veces, por decir lo menos, con su improvisación. Y son muchos los empleos afectados de este lado de la frontera.