ANTONIO JUÁREZ MAGAÑA. EL ECONOMISTA.
De acuerdo con información de la FAO, con el fin de cubrir los requerimientos de la población, será necesario incrementar la producción de alimentos alrededor de 60% para el año 2050 y deberá hacerse conservando los recursos naturales involucrados.
Con el incremento de la demanda, este recurso se encuentra bajo una presión creciente, agravada por el cambio climático, su inadecuado manejo y su contaminación.
El agua renovable es la máxima cantidad de agua factible de ser utilizada sin alterar el ecosistema y que es renovada, principalmente por la lluvia.
Así, en el 2015, la disponibilidad fue de 5,829 m3 de agua renovable por habitante por año, a nivel mundial. Oceanía disponía de 29,225 m3; América, 19,275; Europa, 8,895; África, 3,319; y Asia, 2,697. Del total de esta agua, 45.6% se ubica en América, 27.7% en Asia, 15.4% en Europa, 9.2% en África y 2.1% en Oceanía. En México se ubica 1.0% del agua renovable del planeta.
Los países con el mayor volumen de agua renovable per cápita, de acuerdo con el “Atlas del Agua en México 2016”, con información de la FAO y publicado por la CONAGUA, son Islandia (516,090 m3 por persona/año), Guyana (353,279 m3) y Surinam (182,320 m3). Canadá ocupa el octavo lugar (80,746 m3), Estados Unidos el lugar 61 (9,538 m3) y México el lugar 94 (3,692 m3/persona/año).
Los países con el mayor grado de presión sobre su recurso hídrico, obtenido como porcentaje al dividir el volumen utilizado entre el volumen disponible, son Kuwait (2,075%), Emiratos Árabes Unidos (1,867%) y Arabia Saudita (943.3%). En el caso de México, Estados Unidos y Brasil es de 19.2, 13.6 y 0.9%, respectivamente.
De acuerdo con información de la FAO, a nivel mundial, 70% del agua es consumida en la agricultura, 19% en la industria y 11% en el sector Urbano.
En América, Asia, África y Oceanía, la mayor cantidad de agua se consume en la agricultura. En Europa, es en la industria.
Considerando la huella hídrica, entendida como el volumen de agua involucrado en la producción, se consumen, en promedio, los siguientes volúmenes por kilogramo de producto: carne de bovino, 15,400 litros; carne de cerdo, 5,990 litros; pollo, 4,330 litros; huevo, 3,300 litros; arroz pulido, 2,500 litros; maíz, 1,222 litros; plátano, 800 litros; naranja, 560 litros y lechuga, 240 litros de agua por kilogramo.
Todos los indicadores mencionados son valores promedio, cambian entre países y al interior de cada país.
Están determinados, en gran medida, por la tecnología utilizada en las actividades que la involucran.
Mañana se abordarán, en este espacio, algunos aspectos sobre el agua en México.
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México pasó de ser un país de alta disponibilidad de agua a uno de baja, debido al crecimiento de la demanda y a un manejo poco eficiente, según el documento “Huella Hídrica en México: análisis y perspectivas”, publicado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA). Así, de 1950 al 2015, el agua renovable per cápita promedio disminuyó 79.5 por ciento.
De acuerdo con el “Atlas del Agua en México 2016”, publicado por la CONAGUA, el agua renovable per cápita para México, en el 2015, es de 3,692 m3 anuales por persona. Por región hidrológico-administrativa (RHA) se presenta una gran variación, por la disponibilidad de agua en cada una de ellas y por su población, con valores de 18,852 m3 en Frontera Sur, hasta 1,004 en Río Bravo y 148 en Aguas del Valle de México.
Las regiones Golfo Centro, Pacífico Sur, Frontera Sur y Península de Yucatán (sureste) cuentan con 67% del agua renovable del país, 23% de la población, y aportan 20.2% del PIB nacional.
Por su parte, las regiones ubicadas en el norte, centro y noroeste, cuentan con 33% del agua renovable, 77% de la población, y aportan 79.8% del PIB nacional. Así, el agua renovable per cápita en las regiones del sureste es siete veces mayor que en el resto del país.
Las proyecciones para el año 2030 prevén que el volumen de agua renovable per cápita nacional se reduzca 12% con respecto al 2015.
En las regiones Península de Baja California y río Bravo alcanzará niveles inferiores a 1,000 m3, ubicándose en la clasificación de escasez, mientras que en la región Aguas del Valle de México será menor de 500 m3, con la clasificación de absoluta escasez, de acuerdo con el índice Falkenmark.
En el 2015, el grado de presión, estimado como porcentaje del agua utilizada respecto al agua renovable, es de 19.2% para México y por RHA, presenta valores de 138.7% en Aguas del Valle de México hasta 1.7% en Frontera Sur.
La huella hídrica del mexicano en el 2011, entendida como el agua involucrada en su vida cotidiana, se estima en 1,978 m3 (42.8% mayor al promedio mundial) y se compone de 86% para alimentos y bebidas, 6% otros productos agropecuarios (pieles, algodón), 5% consumo doméstico y 3% productos industriales. Por producto, 15% corresponde a carne de res, 13% a maíz y 11% a lácteos. La huella hídrica del maíz en México es de 2,271 l/kg, valor muy superior al promedio mundial. Producimos menos con más agua.
Del agua concesionada en el 2015, 76.3% fue para uso agrícola. La productividad económica (valor de la producción entre el volumen de agua, pesos/m3) del agua concesionada a través de los Distritos de Riego, por RHA, presenta valores que van desde 7.9 en Frontera Sur, hasta 0.9 en Río Bravo y con un valor de 4.2 pesos/m3 a nivel nacional.
Para reducir la huella hídrica es necesario modificar los hábitos de consumo y hacer un uso más eficiente del agua involucrada en todas las actividades humanas, con prioridad en aquellas de mayor consumo.
*Antonio Juárez Magaña es especialista en la Subdirección de Análisis del Sector en FIRA. La opinión aquí expresada es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.