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sábado , 26 marzo 2022
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Las fábricas de pobres

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DAVID HERRERÍAS GUERRA. EN LA TORMENTA. MILENIO LEÓN.

Recientemente el Coneval dejó una bomba en la puerta de nuestra casa: León es el municipio con más pobres (en números absolutos) de todo el país. ¿Cómo es posible que una ciudad y un estado que se ven a sí mismos como el epítome de la modernidad y el desarrollo mantenga al 50% de sus habitantes en la pobreza?

Coneval mide la pobreza cruzando, por un lado, los ingresos (que tienen que alcanzar para dos canastas alimentarias en una familia de 4 miembros) y por otro las carencias que la hacen vulnerable: la falta de agua potable, vivienda digna, servicios de salud, entre otros.

Uno de los datos sobre la pobreza que deben escandalizarnos, es que, la mayor parte de las personas que son pobres por ingresos no es que no trabajen, sino que trabajan para ser pobres. El modo de producción que hemos adoptado como país y como estado, se basa en pagar mal a la mano de obra.

Eso es posible cambiarlo. Los pretextos más recurrentes para mantener bajos los salarios, son que mientras no aumente la productividad no se pueden subir las percepciones, y el otro, que el problema es la educación. La productividad y la educación son, efectivamente, asuntos importantes. Pero no es verdad que tengamos que esperar a mejorar esos aspectos para poder subir los salarios. Probablemente estemos poniendo a los bueyes por detrás de la carreta.

La medición de los índices de productividad en México, demuestran que en la inmensa mayoría de las ramas productivas la productividad ha subido y los salarios han bajado en números reales. Luis Felipe Munguía, investigador del Colegio de México (Colmex) demostró que de 2009 a 2014, en toda la industria manufacturera la productividad laboral creció 14.9%, mientras que las remuneraciones cayeron 2.1%¹. En la industria del zapato, los salarios han caído en costos actualizados cerca de 18%, y la productividad ha aumentado en un 20%².

Aunque la educación es importante para todas las personas por razones que van mucho más allá de la productividad, la realidad es que, al menos, los grados de estudio han aumentado significativamente en México y eso no se traduce en mejores salarios para las personas. Ahora es necesario estudiar más para acceder a los mismos bajos salarios de los padres.

El Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY) y una organización de Chihuahua, México Digno, han impulsado sendos estudios que ayudan a determinar cual sería el salario que permitiría vivir a una familia vivir dignamente. Ambos llegan a conclusiones parecidas: si una familia de cuatro miembros tiene dos aportantes al ingreso familiar, cada uno de ellos debiera recibir cerca de los 10 mil pesos mensuales. Nadie debiera ganar menos de eso, por un lado, y por otro debemos generar las condiciones necesarias para que las familias tengan al menos dos aportantes.

Si cada vez que hay aumentos por inflación se elevan más los salarios de los de más abajo y se “congelan” los de más arriba, se va generando una mayor equidad al interior de las empresas y en la sociedad en general. Los que lo han hecho, aún sin frenar totalmente los salarios más altos, se dan cuenta de que el impacto en el costo final del producto es mínimo. Y el resultado en el mediano plazo será el fortalecimiento del mercado interno, menor rotación de personal, y muy probablemente, mayor productividad.

Hay muchas otras cosas que se pueden hacer, pero en principio, tenemos que hacer que nuestras empresas no sean fábricas de pobres.

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1 https://www.milenio.com/negocios/si-aumento-la-productividad-por-que-no-el-salario
2 RIOS, Viri. No es normal.

 

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