JULIETA ROCHA. INFORURAL.COM.MX.
Son nutritivos y fundamentales en la dieta básica de los mexicanos. No son de élite ni de alcurnia, como el trigo o la soya, no están incluidos en las commodities mundiales, pero los frijoles han estado en la dieta desde la época prehispánica.
Los frijoles son un producto que no se puede considerar como genérico, pues existen preferencias muy regionalizadas por tipo de frijol. Pueden identificarse una gran variedad, desde los claros hasta los negros. Estos factores explican por qué quizás hasta la fecha no se ha podido desarrollar una commodity del frijol.
Por otro lado, especialistas en nutrición señalan que la baja en el consumo de frijoles se debe a dos factores: la incorporación de la mujer al campo laboral (lo que reduce el tiempo para cocinar) y mitos que señalan al frijol como un alimento dañino para la digestión.
Hay gente que dice que el frijol produce gastritis y colitis, y que es malo para la digestión. Sin embargo, si los remojas en agua durante unas 12 horas y antes de cocinarlos los condimentas solo con cebolla, chile, ajo, y no les pones condimentos artificiales como salsas pesadas, no habrá mayor problema.
Los frijoles son abundantes en proteínas y minerales. Son muy saludable porque son una de las legumbres con menos grasa, y azúcar y destacan por su alto contenido de fibra; además, son ricos en calcio y potasio, así como en antioxidantes que ayudan a reducir los problemas del corazón. También contiene vitaminas del complejo B como la niacina, riboflavina, ácido fólico y tiamina.
Pero, ¿cuáles son los frijoles que tienen mayores beneficios para la salud? De acuerdo a las ultimas investigaciones, los frijoles negros tienen grandes beneficios por su alta concentración en antocianinas, que son pigmentos flavonoides que dan color a muchos frutos negros, bayas y legumbres.
Los frijoles negros son los que mayor actividad antioxidante presentan. Los investigadores también encontraron que cuanto más oscura es la cubierta del grano, mayor es el contenido de flavonoides. Los antioxidantes protegen a las células contra los radicales libres, sustancias nocivas que pueden causar daño a las células del cuerpo. El daño celular causado por los radicales libres puede dar lugar a una serie de enfermedades degenerativas y crónicas como la enfermedad de Alzheimer, muchos tipos de cáncer, enfermedades del corazón, problemas del sistema inmune, arteriosclerosis, demencia, diabetes, trombosis y trastornos oculares.
El frijol es un ingrediente de la cocina mexicana que ha estado en la dieta desde la época prehispánica. En México y América del Sur se domesticó de manera independiente hace aproximadamente 8,000 años.
En México, la producción de frijol cubre casi la totalidad de los requerimientos de consumo de los mexicanos. De acuerdo con la Planeación Agrícola Nacional 2017-2030, realizado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, durante 2016 las 1.08 millones de toneladas generadas cubrieron 89.24% del consumo nacional; el volumen restante se importó de Estados Unidos (84.07%), Canadá (13.47%) y China (2.05%). El consumo per cápita en nuestro país es de 9.9 kilogramos.
México es el cuarto productor, pues genera 5.5% de la producción mundial. No obstante, en el periodo 2003-2016 se observó una reducción acumulada en la superficie sembrada de 20.01% y de la producción en 23.05 por ciento.
La producción de frijol en México se destina principalmente al consumo y al autoconsumo, así como a la siembra, merma y exportación.
Los meses de abril y mayo son los de mayor ingreso de frijol al mercado nacional.
Zacatecas es el estado que ocupa el primer lugar en superficie sembrada y volumen de producción, que representan 34.8 y 29.9% respectivamente, del total nacional. Sin embargo, Sinaloa fue la entidad con mayor productividad.
Otra razón, por la cual se podría considerar al frijol como discriminado es su precio. Las variaciones en el precio del frijol en México se relacionan principalmente con la disponibilidad del grano cosechado.
Cada año, los productores sea poca o mucha su producción, tienen que hacer gestión para fijar precio al producto. Las autoridades y los mismos productores no han sido capaces de ordenar la comercialización y garantizar un ingreso rentable por su cosecha. Aunado a esto, está la saturación de los mercados, el crecimiento del intermediarismo y el “coyotaje”.
De acuerdo con un consultor de mercados agrícolas, uno de los principales factores que influyó en la caída de los precios, fue el incremento que han registrado las importaciones a precios atractivos para los mayoristas y empacadores de México. Por ejemplo, citó, antes del 2016, el volumen de las importaciones oscilaba en las 85 mil toneladas, en tanto que en el 2017 el volumen subió hasta las 151 mil toneladas.
Como se puede observar, es muy importante que las instituciones de Gobierno se enfoquen en la aplicación de mejores tecnologías para incrementar los rendimientos, elevar la calidad del grano, y poder competir con nuestros socios comerciales pues, de lo contrario, la planta productiva del frijol estará condenada a desaparecer.
Lo más preocupante es que estamos a días de que inicie el próximo ciclo productivo primavera-verano, y el Gobierno no da señales de querer implementar una política sostenible, incluyente y equitativa, que ordene la producción, eleve la productividad y que garantice un precio rentable para el productor.
El frijol (Phaseolus sp.) pertenece a la familia de las leguminosas (Leguminosae o Fabaceae), junto con los chícharos, habas, soya, mezquites, huizaches, y alrededor de 19,400 especies. En el mundo se conocen alrededor de 150 especies de frijoles, de las cuales más de 50 se encuentran en México con gran variedad de tamaños, colores y requerimientos ecológicos.
Las plantas de frijol son hierbas rastreras y trepadoras de tres hojas. El color de sus flores tiene tonalidades rosas, lilas y violetas. Sus semillas son lo que conocemos como frijol y tiene forma de riñón. El frijol es la semilla que se extrae de la vaina ya madura, pues la vaina tierna se llama ejote y normalmente se utiliza como verdura y guarnición. Se le conoce con los nombres de frijol, poroto, alubia, caraota y judía.
En México se cultivan principalmente cuatro especies: Frijol común (Phaselus vulgaris); Frijol comba (P. lunatus); Frijol ayocote (P. coccineus) y Frijol tepari (P. acutifolius). Existen más de 70 variedades de frijol que han sido agrupados de acuerdo con su color en: negros, amarillos, blancos, morados, bayos, pintos y moteados. Las variedades más consumidas son azufrado, mayocoba, negro Jamapa, peruano, flor de mayo y flor de junio. Les siguen en preferencia el garbancillo, manzano, negro San Luis, negro Querétaro y pinto.
Para terminar, junto con el maíz y el chile, el frijol forma parte de lo que se conoce como la trilogía de alimento de la época prehispánica. Entonces, ¿no te comerías un delicioso plato de frijoles negros con epazote? ¿O unos ricos frijoles charros, o compañados como la guarnición por excelencia, sobre molletes, tamales, tlacoyos, tacos, hervidos, refritos o en caldos.