INFORURAL.
Este 10 de octubre se celebra el Día Nacional de las Cactáceas. ¿Por qué son tan importantes?, porque son las plantas que identifican a México ante el mundo. Desde los glifos de los códices prehispánicos de la fundación de la Gran Tenochtitlan, hasta los nopales del escudo Escudo Nacional.
Las cactáceas son una familia vegetal originaria del continente Americano, y se distribuye de manera natural desde Canadá hasta la Patagonia en Argentina. Existen 1,500 especies aproximadamente.
México alberga el mayor número de especies de la familia Cactaceae, con alrededor de 850. Dentro de la República Mexicana se encuentran la mayoría de las especies endémicas, es decir cerca del 85% crecen solamente en este país. De las que destacan los géneros Mammillaria y Opuntia.
La familia Agavaceae es la segunda en diversidad con cerca de 155 especies, representando el 78% de endémicas de México, todos los géneros de esta familia están presentes en el país. Su mejor representante es el agave, una cactácea endémica de la nación, que juega un papel importante en la economía ya que es usada para la elaboración del tequila, bebida que es distribuida en otros países.
Aunque las cactáceas se asocian a los desiertos no viven solamente en zonas áridas, también se encuentran en las selvas húmedas de los trópicos.
No obstante su fascinante biología es el resultado de ser plantas altamente evolucionadas, tanto que han logrado adaptarse a los climas más extremos y poseen una interesantísima colección de adaptaciones biológicas.
Un ejemplo de esto son los cactus, que son plantas xerófitas, eso es: adaptadas a condiciones áridas. Destaca su capacidad de sobrevivir largos periodos sin una gota de agua; se les denomina también suculentas, eso significa que sus tejidos acumulan agua.
Son altamente evolucionadas, presentan adaptaciones tales como reducción de las superficies sometidas a transpiración y así disminuyen al máximo la pérdida de agua. Las hojas están reducidas o ausentes, en su lugar presentan agudas espinas o pelos.
Las espinas contribuyen a la defensa contra los depredadores; es decir las espinas son hojas modificadas. En ausencia de hojas, la fotosíntesis se lleva a cabo en la superficie de los tallos que son los que le dan porte a la planta.
Otra cactácea con gran importancia es el acitrón, que se extrae del corazón de una biznaga llamada: “Biznaga burra, gigante o de barril”. Su nombre científico es: Echinocactus platyacanthus y es una hermosa cactácea de cuerpo globoso verde amarillenta, maciza, y de lento crecimiento.
Anterior a su protección, el acitrón se usaba para dar sabor dulce a la tradicional rosca de Reyes. Éste se extraía del corazón de la biznaga.
Una biznaga de barril de 3 metros de alto puede tener 100 años o más de edad. Estas suculentas frenan la erosión, retienen suelo y sus raíces almacenan agua, que es utilizada por otras formas de vida en el desierto. Sus flores son alimento de muchos polinizadores.
En México, sus poblaciones se ubican en el desierto y están disminuyendo drásticamente. Por ello esta planta se encuentra protegida por la NOM-059-SEMAR-NAT-2010 en la categoría de protección especial.
Se encuentra en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que alerta sobre la pérdida de especies relacionadas con la fuente de alimentos, medicinas y agua potable.
El artículo 420 del Código Penal Federal establece penas desde uno hasta nueve años de prisión y una multa de hasta 260 mil 640 pesos a quien extraiga flora o fauna silvestres, terrestres o acuáticas en veda, endémicas, amenazadas o en peligro de extinción, como es el caso de esta biznaga.
Más allá de nopales y tunas, las cactáceas ofrecen a la cocina hojas, tallos, flores y frutos. Son los grupos indígenas quienes, desde la época prehispánica, han sabido aprovechar sus beneficios incluyéndolos en la dieta, como señala el biólogo Gabriel Olalde.
Todos los nopales -tallos de distintas especies- son comestibles. Aunque se cultivan en Asia, África y Europa, es en México donde hay mayor diversidad. Su sabor, cantidad de espinas y mucílago varía un poco según la especie.
Otro tallo comestible es la llamada cruceta -porque tiene cuatro costillas y al cortarse forma una cruz-, que pertenece a una cactácea columnar común en selvas y bosques. Se consume igual que el nopal: cocido o crudo.
Las hojas laminares son utilizadas como verduras en guisos y ensaladas. Su sabor es acidito, pero más suave que el del nopal y también hay presencia de mucílago (baba).
De entre las flores, son conocidas la de la cruceta, la del garambullo y la de los nopales, que se comen en guisos o capeadas. Los cabuches, botones del género Ferocactus, sumamente apreciados, pueden encontrarse en conserva.
Si de frutos se trata, a tunas y xoconostles, se suman pitayas, pitahayas, jiotillas, guamuchis, garambullos y chilitos (muy pequeñitos, de color rosa y sabor agridulce), utilizados para elaborar aguas frescas, paletas, nieves, mermeladas y hasta licores.

FUENTE: Patricia Santos de Radio Fórmula Quintana Roo. Es bióloga, Facultad de Ciencias, UNAM, Especialización en invertebrados Marinos y Maestría en Biología Celular y Bioquímica, Facultad de Ciencias UNAM, Diplomado en Restauración de Ecosistemas, Universidad de las Ryūkyūs, Japón.