I.M. ORTUNO. POR ESTO.
Se ha vuelto imprescindible ponerle un alto a la pesca ilegal del pulpo yucateco, algo que aqueja a nuestro litoral. Ha sido indispensable vigilar su pesca furtiva y hacerla respetar como la del mero, al que más pronto que tarde habrá que agregarle un mes más de veda, aunque por el momento creamos que no sea necesaria porque la veda aplicada en Yucatán, la respetan en 2 estados más. A la pesca del pulpo se le autorizó 4 meses y medio de pesca libre, eso está muy bien, pero lo que está muy mal es la colusión entre pescadores y autoridades menores (supongo yo) para la captura ilegal del pulso porque, en este caso, se trata del pulpo hembra.
Dos maestros investigadores que pertenecen a la Universidad Marista, Alvaro Hernández Flores y José Antonio Duarte Canul, dijeron que el reconocimiento internacional de la captura del pulpo en Yucatán es, precisamente, por el arte de pesca permitida que se hace en alijos, cordel, plomadas y carnada. Pero la pesca ilegal, protegida por malos funcionarios, en la ques es uso común hacerla con ganchos, arpones, redes y buceo con el uso del formol provocan el ataque y muerte del pulpo hembra que al decir de los maestros maristas e investigadores marinos, se pierden mil 500 pulpitos, porque las hembras resguardan sus huevecillos, 50 días sin comer y sin alejarse de sus cuevas para garantizar que las crías eclosionen y se adapten a la cadena alimenticia, lo que garantizaría la continuidad del pulpo en nuestras costas, algo así como 12 mil toneladas aproximadas por año.
Meros, pulpos y pepinos de mar deben protegerse con mucha seriedad y castigar con severidad a los infractores que casi todos sabemos quiénes son. De los pescadores pulperos campechanos nosotros, los progreseños, aprendimos a pescar. Un día llegaron y nos impusieron su estilo de pescar: el alijo, las jimbas, el cordel amarillo, las plomadas y la jaiba que aprendimos a atar y que nos llegaba de Sabancuy a un precio modesto, pero después su precio se hizo prohibitivo por la tarifa, lo que nos obligó a buscar en nuestras ciénagas el llamado “Ma-Ixquil” y no “Maxquil” que es una especie de araña que vive dentro del lodo de la ciénaga y de allí le vino el nombre que en maya significa “que no se baña”.
De manera que los progreseños aprendimos de los campechanos el gareteo del pulpo en un alijo con dos jimbas en los extremos, cuya utilidad es aumentar el número de cordeles de arrastre, cordeles, plomadas y el descubrimiento de amarrar, en vez de jaibas, sólo algunas de sus extremidades. La venta internacional exige el pulpo destripado que antes no hacía el pescador y el pesaje le favorecía, pero hoy, tiene que destripar lo que antes pesaba.
La pesca del pulpo es muy importante, cuidémosla y rehusemos a ser cómplices en pescas ilegales para que continúe siendo nuestra gallinita de los huevos de oro y no llorar, como los norteños, después de exterminar a su ballenita blanca.
Por hoy es todo, saludos y hasta la próxima.