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Aumentarán desechos agrícolas transformados en productos de valor agregado: Carmina Montiel

ANTIMIO CRUZ BUSTAMANTE. CRÓNICA.

NUESTROS CIENTÍFICOS. Todavía hay muchas personas que desconfían de la química, incluso dicen cosas como ‘yo como puro alimento orgánico porque no tiene químicos’, cuando todo lo que nos rodea y todo lo que somos tiene que ver con la materia y por tanto con la química, dice la investigadora de la UNAM.

Aumentarán desechos agrícolas transformados en productos de valor agregado: Carmina Montiel | La Crónica de Hoy

La doctora Carmina Montiel ha trabajado en grupos multinacionales para aprovechar residuos de trigo, caña y agaves. (Foto: DGCS-UNAM)

Nos dirigimos hacia procesos industriales más sustentables. La investigación en química está enfocada en desarrollar procesos cada vez más eficientes y un ejemplo de ese esfuerzo consiste en transformar los desechos de la agricultura en productos de valor agregado mediante el uso de enzimas, explicó a los lectores de Crónica Carmina Montiel Pacheco, doctora en Ciencias, profesora de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y parte del proyecto de esa Facultad para aprovechamiento de residuos de la industria tequilera.

En sus juegos infantiles, en el Estado de México, Carmina molía hierbas y soñaba con ser bruja para transformar sustancias. Cuando se enteró que no había una carrera para ser bruja sus sueños infantiles se frustraron, pero en la secundaria aprendió que la ciencia tiene un robusto campo de conocimiento que ayuda a entender y promover los cambios de la materia: la química.

Años después y con la experiencia de haber trabajado en grupos multinacionales que usan las moléculas llamadas enzimas para aprovechar residuos de caña, trigo y agave para generar combustibles, la doctora Montiel Pacheco afirma que la química todavía tiene muchas respuestas y muchos resultados alentadores para la humanidad.

“Todavía hay muchas personas que desconfían de la química, incluso dicen cosas como ‘yo como puro alimento orgánico porque no tiene químicos’, cuando todo lo que nos rodea y todo lo que somos tiene que ver con la materia y por tanto con la química. Una manzana, un plátano, nuestras hormonas y hasta nuestra respiración son resultado de procesos químicos. Quizá lo que nos ha hecho falta es explicar mejor que estudiar química es entender los cambios de la materia”, dice la universitaria que ha hecho un largo recorrido académico antes de identificar una colección de bacterias, levaduras y hongos que producen enzimas capaces de convertir fibras y hojas excedentes de la producción de tequila en biocombustibles, azúcares y alimento de microorganismos que protegen el sistema digestivo.

LEGADO MILENARIO. Durante más de mil años la humanidad ha estudiado con interés cómo se transforma la materia. Los actuales científicos especializados en química y biotecnología son herederos de los hombres y mujeres conocidos como brujos, brujas y alquimistas. Hoy sabemos que la química permite conocer y mirar de manera más comprensible muchos de los cambios que están ocurriendo a nuestro alrededor, sin parar.

“No nos hemos acercado a la química de manera amigable”, dice con agilidad Carmina Montiel cuando se le pregunta cómo se puede superar el rechazo y distancia de los mexicanos a la disciplina que a ella le llevó a Alemania a la RWTH a trabajar con un grupo de investigación que se dedica al estudio y aplicación de las enzimas.

“Quizá nos sentiríamos más familiarizados si pensáramos que dentro de nuestro cuerpo ocurren cientos de reacciones químicas cada nano-segundo. Incluso cuando decimos que sí hubo o no hubo química con alguna persona podríamos preguntarnos: ¿Qué significa eso? Y posiblemente nos demos cuenta de que la respuesta es que nosotros, al ser seres vivos, tenemos reacciones químicas en nuestro cuerpo que liberan compuestos. Pueden ser aromas, como hormonas, y eso hace que a una persona le gustemos o le caigamos bien. O quizá puede ser que a esa persona nuestro aroma, que no se percibe directamente, no les gusta y por eso no les caemos bien desde el inicio”, dice la investigadora y madre de familia, quien realizó toda su formación superior en la UNAM, salvo su doctorado, en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).

“Yo estudié en el Colegio de Bachilleres antes de ingresar a la UNAM. Hasta ese momento yo seguía los pasos de mi hermana que había entrado a estudiar antes que yo Ingeniería Química en el Instituto Politécnico Nacional y yo hice examen para el Poli y también para la UNAM, pero cuando conocí Ciudad Universitaria dije ‘yo quiero estar aquí’. Sí pude entrar y hoy me considero Puma de corazón. Conmigo, el objetivo de la Universidad se cumplió. Mi forma de pensar y mi forma de ver el mundo, cambió”, cuenta.

La investigadora dice que parte de los prejuicios y rechazo a la industria química están relacionados con la contaminación que han generado algunos procesos pero afirma que esos daños no deben dejar postrado el ánimo pues si bien hay procesos mal diseñados que generaron residuos, “también somos capaces de hacer nuevos procesos para poder resolver esos problemas”.

La científica mexicana dice que su sueño actual es establecer un puente por el que transiten más rápido los resultados de las investigaciones de su equipo hacia la industria tequilera, lo que ayudaría a aprovechar más de 700 mil toneladas anuales de residuos y convertirlos en productos con valor agregado.

“Es un camino muy largo. Nosotros tenemos cinco años entendiendo cómo funcionan estas enzimas para transformar residuos. La ciencia llevada a la aplicación recorre un camino largo y muy pedregoso. En México es muy difícil, pero trabajamos y tenemos el conocimiento. Entonces, estamos seguros de que llegaremos a buen fin”, explica la profesora e investigadora.

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