Inicio » Opinión » Cambios en los patrones del consumo de alimentos en México

Cambios en los patrones del consumo de alimentos en México

RAMIRO CAMPOS MERAZ. EL ECONOMISTA.

La estructura del consumo de alimentos en México ha cambiado a través de los años. El aumento de la población, la urbanización, la diversidad de actividades económicas, modificaciones en el tamaño de las familias, así como las innovaciones de la industria alimentaria, han inducido a la modificación de los hábitos en el estilo de vida y de la estructura alimentaria

Parte de los cambios en los patrones del consumo se pueden conocer a través de dos tendencias: a) el crecimiento del consumo de alimentos preparados fuera del hogar y b) el paso de una dieta tradicional basada en cereales a una dieta más diversificada orientada hacia proteínas y productos con valor añadido.

Las tendencias mencionadas se pueden apreciar para los distintos estratos de la población nacional, a través de la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares que publica el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En ese sentido, con base en la mencionada encuesta y, focalizando el análisis al estrato de la población nacional de menores ingresos (decil I), se confirma que el consumo de alimentos preparados fuera del hogar ha tomado mayor relevancia en los últimos tres lustros.

Es decir, en 1996, de 100% de los hogares que integraron el estrato en análisis, 7% consumió alimentos fuera del hogar, mientras que para el 2012 aumentó a 28.1 por ciento.

Asimismo, el gasto relativo destinado a la compra de comestibles para su preparación dentro del hogar ha sido menor, mientras que el gasto destinado a alimentos preparados fuera del hogar ha aumentado.

Esto es, en 1996, los hogares de menores ingresos, de cada 100 pesos que destinaron a la compra de alimentos, 97.4% fue para su preparación en el hogar, mientras para el 2012 se destinó 89.5% del gasto.

Además, en 1996 de cada 100 pesos que destinaron a la compra de alimentos, 2.6% fue para su preparación fuera del hogar, mientras para el 2012 se destinó 10.5 por ciento.

En la segunda parte del artículo hablaré de los cambios en el consumo de productos o grupos de alimentos, particularmente de los que han aumentado y los que han disminuido su importancia relativa en la estructura de gastos de los hogares de menores ingresos.

-0-

En la primera parte señalé que, en los hogares de menores ingresos, la estructura del gasto en alimentos ha cambiado, lo que se evidenció por la tendencia que implica el aumento del consumo de alimentos preparados fuera del hogar.

En esta parte, con base en la ENIGH del Inegi, se muestran los cambios en el consumo, a través de la tendencia que implica el paso de una dieta basada en cereales, aceites, grasas, azúcar y mieles hacia otra orientada a proteínas como las provenientes del pollo, huevo y derivados de leche, como se muestra a continuación.

De 1996 al 2012, creció el consumo de derivados de leche, toda vez que, en 1996, 19% de los hogares del estrato en cuestión consumió estos productos y, en el 2012, 39 por ciento. Además, en 1996, de cada 100 pesos destinados a alimentos, a estos productos se orientó 2.1% y para el 2012, 3.3 por ciento.

El huevo se ha mantenido como la principal fuente de proteínas de origen animal. En 1996, 50% de los hogares lo consumieron y, en el 2012, 59 por ciento. Asimismo, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, al huevo se orientó 5.8%, similar al 2012.

Después del huevo, la carne de pollo se ha sostenido como fuente de proteínas. En 1996, de cada 100 hogares del estrato en cuestión, 25% consumió el producto, siendo que en el 2012 aumentó a 42 por ciento.

Además, en 1996 de cada 100 pesos destinados a los alimentos, la carne de pollo representó 5%, mientras que para el 2012, 5.6 por ciento.

En la alimentación nacional, la tortilla de maíz sigue siendo relevante. En 1996, de cada 100 hogares, 43% consumió tortillas, en tanto que, en el 2012, fue 56 por ciento.

Además, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, la tortilla representó 7% y para el 2012, 9 por ciento.

Por otro lado, se observa una disminución del consumo de los cereales. En 1996, 90% de los hogares del estrato en cuestión los consumieron, y en el 2012, 87 por ciento. Asimismo, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, a cereales se canalizaba 26% y para el 2012, 13.5 por ciento.

El gasto destinado a los aceites y grasas ha bajado. En 1996, 39% de los hogares los consumieron y en el 2012 sólo 32 por ciento. Además, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, a estos productos se canalizaba 5% y para el 2012, 2.6 por ciento.

Situación similar ha ocurrido con el azúcar y la miel. En 1996, 48% de los hogares los consumieron y en el 2012 sólo 33 por ciento. Asimismo, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, a éstos fue 5% y para el 2012, 2.1 por ciento.

Los cambios en los patrones de consumo representan oportunidades de innovación para la agroindustria, los oferentes de comida preparada, tiendas y supermercados; por lo mismo, oportunidades para nuevos negocios orientados a la atención de los requerimientos alimenticios de las familias del país.

*Ramiro Campos Meraz, especialista de la Subdirección de Programas y Proyectos en FIRA. La opinión es responsabilidad del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.

[email protected]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *