ANTIMIO CRUZ. CRÓNICA.
NUESTROS CIENTÍFICOS. Mi investigación está relacionada a temas de conservación, y uno de mis objetivos es involucrar a comunidades locales en este trabajo, añade la doctora Alicia Mastretta
En su tesis de doctorado, Alicia Mastretta estudió especies que viven actualmente a 4 mil metros sobre el nivel del mar.
Cuando Alicia Mastretta era niña quería convertirse en árbol, hoy es una de las biólogas jóvenes más prometedoras de México. Un día, muy pequeña, cuando vivía en Cuetzalan, Puebla, intentó atrapar una nube, que no era otra cosa que la neblina de ese lugar, al llegar a su casa y abrir el frasco que la contenía, descubrió que solo había agua condensada. “Hice un gran berrinche porque se había perdido mi nube”, contó la actual doctora en Biología Evolutiva, Alicia Mastretta Yanes, a la Academia Mexicana de Ciencias cuando supo que fue seleccionada para recibir la Beca Mujeres en la Ciencia 2020.
Bióloga egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con doctorado por la University of East Anglia, en Reino Unido, Alicia Mastretta Yanes, labora en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), como investigadora del sistema Cátedras-Conacyt.
Gracias a su formación en genómica y biología molecular estudia rastros genéticos de la evolución de vegetales e insectos asociados a diferentes plantas. Actualmente, enfoca su atención e inteligencia a comprender procesos complejos que ocurren en los bosques de oyamel (Abies religiosa) que rodean la Zona Metropolitana del Valle de México y la manera como son afectados por la actividad humana.
“Así como le empecé a ir a los Pumas cuando llegué a estudiar en la UNAM, y comencé a entender la evolución y me di cuenta que quería entender eso y trabajar en la conservación”, agrega la científica mexicana, activista en favor de los ciclistas, el feminismo y las comunidades que aprovechas sustentablemente el patrimonio cultural de México.
Este año fue seleccionada como una de las ganadoras de la Beca Mujeres en la Ciencia, que otorgan conjuntamente la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la compañía francesa L’Oreal y la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Con este apoyo ella podrá fortalecer su proyecto de investigación: Diversidad infraespecífica en Abies religiosa como una estrategia para enfrentar el daño por ozono en bosques peri-urbanos.
“Mi investigación está relacionada a temas de conservación, por lo que uno de mis objetivos es involucrar a comunidades locales en mi investigación, o bien, que los resultados de ciencia básica generen información y herramientas que puedan ser aplicadas a utilizar y manejar la diversidad genética de una mejor manera”, indica la Doctora.
Mujer activa en la investigación pero también en la divulgación de la ciencia y la docencia ha escrito decenas de artículos para lectores no especializados sobre temas como Historia natural, conservación y medio ambiente, los cuales se pueden consultar a través de su página de internet https://mastrettayanes-lab.org/divulgacion/ . También ha impartido numerosas conferencias y pláticas para público de diferentes edades y grupos socioculturales. En internet se pueden encontrar sus pláticas para estudiantes de la UNAM que para estudiantes de Conalep o para asistentes a la Semana de la Biodiversidad en la Biblioteca Vasconcelos, en la Ciudad de México.
BOSQUES PERO-URBANOS. La doctora Mastretta Yanes estudia actualmente una de las zonas de bosques con mayor deterioro, denominadas “cementerios de oyamel”, dentro del Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México.
Los cementerios de oyamel se originaron por la alta incidencia de ozono a partir de 1980, aunado a la falta de buen manejo forestal, la excesiva extracción de agua, al aumento de escarabajos barrenadores y a los incendios forestales de 1998. Desde entonces se han realizado diversos programas de reforestación poco exitosos. Se cree que en parte esto se debe a que la zona está justo en la salida de los vientos de la Ciudad de México, por lo que su exposición a ozono troposférico es mayor, y por ende también el daño que éste causa en las plantas jóvenes tanto regeneradas como reforestadas.
“En 2017 exploramos las bases genéticas de cinco árboles tolerantes y cinco dañados para determinar diferencias estructurales en su tejido foliar, contrastar la presencia y cantidad de terpenos (compuestos orgánicos que se caracterizan por dar olor y color en las plantas), identificar si eran producto de germoplasma local o introducido por reforestación, y observar expresión diferencial de genes entre categorías de daño y periodos de concentración de Ozono troposférico O3. Nuestros resultados sugieren que efectivamente existe variación relacionada con la tolerancia a O3 entre individuos de oyamel de los bosques peri-urbanos de la CDMX, y que dicha variación está presente en el germoplasma local”, dijo la doctora Mastretta a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC)
Los siguientes pasos en esta línea de investigación son: 1) corroborar sus resultados con experimentos más controlados y con un tamaño de muestra mayor en campo; y 2) delimitar cuáles de las diferencias observadas son causa y cuáles consecuencia del daño por O3.
“La Beca nos servirá para realizar un experimento semicontrolado con cámaras de fumigación de O3 en el sitio de estudio con el objetivo de validar nuestros resultados experimentalmente y discernir los mecanismos biológicos que permiten la tolerancia al O3 en Apis religiosa”, informó Mastretta Yanes
La bióloga y su equipo mapearán la extensión actual de los “cementerios de oyamel” dentro y en los alrededores del Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. Censarán y geolocalizarán árboles de oyamel (adultos y jóvenes), en uno de los cementerios de barranca de La Cruz de Coloxtitla, Santa Rosa Xochiac, determinarán su edad, fenología y síntomas de daño por ozono. También buscarán corroborar mediante condiciones controladas a O3 que el fenotipo de daño en A. religiosa observado en campo es debido al efecto del Ozono.
Cuando Alicia Mastretta era niña quería convertirse en árbol. Hoy todavía quiere.