ISAAC TORRES CRUZ. CRÓNICA.
El cultivo al Sol, cómo se ha realizado por los principales productores africanos, ha tenido un grave impacto medioambiental, señala experto de la UV / La opción para México es el cultivo de sombra diversificado, añade
La organización Mighty Earth ha reportado la crisis forestal y deforestación que ocurren en África debido a la industria del cacao.
La industria del cacao ha propiciado la deforestación de los bosques de Costa de Marfil y Ghana, los principales productores en todo el mundo que alimentan a las multinacionales chocolateras. “Durante años, las principales compañías chocolateras del mundo han estado comprando cacao de zonas protegidas”, señala el informe “El oscuro secreto del chocolate”, publicado en 2017 por la ONG Migthy Earth, quien acusó como responsables a los gigantes del sector: Olam, Cargill y Barry Callebaut, que venden después a las empresas que lo comercializan, como Mars, Ferrero, Mondelez o Hershey. La industria prometió desde entonces la industria anunció que buscaría producir cacao de “cero deforesetación”.
De acuerdo con el doctor Nisao Ogata, especialista de la Universidad Veracruzana y doctor en Botánica por la Universidad de California, entre 1990 y 2005, en los países africanos de mayor producción del grano, los árboles de sombra de 25 metros de altura disminuyeron de 14 a 1 por hectárea. Esta tendencia comenzó desde 1980 cuando los pequeños productores en África, el lugar donde más se produce cacao, decidieron cambiar sus sistemas de cultivo de sombra a Sol, y es que se ha demostrado que los sistemas de cultivo a sol son más productivos que aquellos que son de sombra como los de México.
El especialista refirió que estudios realizados en Ghana señalan que uno de los principales factores que conduce al abandono del cultivo de sombra es el “progreso técnico” que consiste en la introducción de híbridos de cacao seleccionados para condiciones de Sol.
“En 180 entrevistas realizadas a campesinos, estos tienen la convicción de que a las semillas híbridas de cacao no les gusta la sombra, por lo que los productores se han mudado al esquema solar deforestando su entorno. Además, mencionan, que el uso de tratamientos químicos, fertilizantes, entre otras prácticas, son las que mejoran la producción a sol, puesto que llegan a conseguir cosechas cuatro veces más abundantes que los sistemas de cultivo a sombra”, refiere en un comunicado de Fundación Herdez que cita al académico.
De acuerdo con el doctor Nisao Ogata, el aspecto de mayor influencia en los procesos de deforestación en los países africanos es la migración humana. “Cuando los migrantes se establecen en un sitio determinado, realizan un arreglo con el dueño de la tierra por medio de un contrato conocido como ‘abunu’ para sembrar una nueva plantación de cacao, cultivarlo y compartir las utilidades con el propietario. Así, los migrantes, sin arraigo, ni patrones culturales relacionados al cultivo, se desempeñan con el único propósito de recibir un ingreso tan pronto como sea posible y para esto requieren de materiales genéticos de rápido crecimiento y grandes cantidades de fertilizantes y plaguicidas”, detalla Ogata en el libro “El cacao, alimento divino”, editado por la fundación.
MODELO PARA MÉXICO.
México ocupa el onceavo lugar en producción a nivel mundial, participando con menos del 2% de la producción mundial. El cacao es producido principalmente por el estado de Tabasco, quien produce el 66% de la producción nacional, seguido por Chiapas que produce el 33% y que aportan el 99% de la producción total, el resto se produce entre Oaxaca, Guerrero y Veracruz.
Nisao Ogata acota que implementar un sistema de cultivo como el africano en México significaría conducir al colapso biológico, cultural y ecológico de los sitios originales donde se domesticó el cacao y se perfeccionó el uso y manejo racional de las selvas lluviosas.
“En México, los cacaotales son una extensión de la selva que, aunque es manipulada por la mano del hombre, tiene un uso más sostenible ya que el cultivo a sombra protege la biodiversidad biológica”. Sin embargo, para favorecer más a los agricultores mexicanos, agrega, se podría llevar a cabo una comercialización a través de mercados especializados dispuestos a pagar por un producto que es el resultado de un cuidadoso manejo, “sin olvidar el proceso milenario con el que se domesticó el cacao y lo que le dio un exquisito aroma y sabor, pues el cacao mexicano proviene de una variedad criolla que solo se encuentra en nuestro país, lo que les da un fino aroma frente a las otras variedades”.
Es en las selvas mexicanas donde se desarrollaron variedades de cacao de alta calidad que no pueden hallarse en ninguna otra parte del planeta, por tanto, necesitan recuperarse, propagarse y conservarse, comenta en dicha publicación, cuyo objetivo es contribuir a la revalorización de los alimentos mexicanos a través de la colección Tonacayotl: nuestro sustento.
Por ello, el académico de la Universidad Veracruzana sugiere que para construir una alternativa económica de las comunidades locales del sureste mexicano se necesitan al menos cinco principios rectores: autonomía, solidaridad, autosuficiencia, diversificación productiva y manejo sustentable regional.
CAMBIO CLIMÁTICO.
Por otra parte, el especialista señala que la forma de cultivar cacao desarrollado en México en tiempos prehispánicos podría salvar a la producción de cacao de los efectos del cambio climático. El sistema diversificado de cacao es lo que más se parece a una selva natural, pero en realidad es una selva artificial diseñada mediante un proceso milenario de observación, experimentación y selección realizada por los habitantes de la selva. “Sabemos que desde hace 3 mil 500 años los habitantes mesoamericanos conocían muy bien el manejo de las selvas lluviosas y la domesticación del cacao”.
La mayor evidencia del uso de cacao y el manejo de las selvas se encuentra en Mesoamérica, los Olmecas lo consumieron como bebida y los Mayas lo llevaron a plenitud al emplearlo incluso como moneda de cambio. “Estás alternativas estaban ahí desde épocas prehispánicas y son clave para conseguir el desarrollo de las comunidades locales, la conservación de la biodiversidad y mitigar los cambios climáticos”.
De acuerdo con la Fundación Herdez, el diseño de un sistema agroforestal diversificado de cacao consiste en emular una selva natural donde los seres humanos organizan y conducen cada uno de sus componentes.
“En este proceso los diseñadores de estas selvas artificiales parten del principio de que el cacao es un árbol de sombra, no de Sol”. Esta concepción, agrega la organización, impide hacer de los cacaotales un monocultivo que desgaste el suelo y, en segundo lugar, favorece la diversidad biológica puesto que, en México, en los terrenos donde se siembran los árboles de cacao coexisten hasta 359 árboles por hectárea, mientras que en los monocultivos suele haber un árbol por cada 10 mil metros cuadrados en países como Ghana.
“Este sistema agroforestal diversificado, aún desarrollado en muchos lugares del sureste mexicano, utiliza casi 70 especies de árboles, bajo los cuales crecen los cacaotales. Así, las especies que darán sombra al cacaotal deben servir además para: nutrir el suelo y tener otras características especiales como ser longevos, de rápido crecimiento y que sean resistentes a plagas y enfermedades”.