SUSANA IGLESIAS. MILENIO DIARIO.
Brillante cuando estamos plenos y siniestra en la angustia, la luna se pierde en las nubes de noches desoladas. La oscuridad es el plano más emocionante cuando vas arriba de una tajinera navegando, la hierba se mece lenta y mortal entre los “surcos de la tierra”, eso significa la palabra Cuemanco, este canal es uno de los 10 que existen en Xochimilco, tras la mancha de asfalto y polución resiste uno de los últimos lagos de la ciudad, tenemos un tesoro verde entre metal y concreto.
Avanzas por Tlalpan, se va borrando la ciudad artificial que construyeron encima de lagos. Me gusta sentir la oscuridad, pese a ella se pueden ver remolinos en el agua y extrañas figuras, en esta densidad nacieron los mitos nocturnos. Luna y agua, deidades femeninas, en la mitología mexica, una diosa llamada Cihuacóatl, mujer serpiente, era la encargada de recolectar almas, se cree que ella molió los huesos que Quetzalcóatl trajo del Mictlán para crear así la humanidad, vivía en las profundidades de la tierra, moviéndose bajo el agua, la representaban con la cara pintada de dos colores, una mitad roja, otra negra, un manto blanco la cubría, tocado de plumas de águila que adornan un largo cabello oscuro, en una de sus manos sostiene un escudo y una especie de gancho de turquesa en forma de serpiente, a lo mejor con ese tejía la trampa para atraer a las almas que se llevaba, hambrienta comía corazones humanos.
La Cihuacóatl anunciaba la guerra cuando surgía en la superficie lamentándose, destrucción y muerte estaban cerca con su aparición, lloraba por sus hijos. Dicen que en tiempos en los que gobernaba Moctezuma, una noche, su grito desgarrador atravesó todo el valle, una figura siniestra y aullante se deslizó por todos los rincones hasta llegar frente al teocali dedicado a Huitzilopochtli. Así sucedió, sus hijos fueron vencidos.
Ese anuncio a los mexicas que su estirpe estaba en peligro, se repite: están asesinando el Humedal de Xochimilco, ¿qué van a lograr? que los autos ahorren apenas minutos de trayecto, no importa si ahorran media hora o 10 horas, cuando en la ciudad nos quedemos sin agua no importará el ahorro de tiempo. Inevitablemente la movilidad está cambiado, ¿asesinar un ecosistema para construir un puente? ¡Tenemos suficientes!, lo que se necesita es agua y empleo en la ciudad y para Xochimilco que ante tantas restricciones está sufriendo desde hace años.
Los humanos no somos dueños de nada que pertenezca a la naturaleza, respeten el humedal, en esas zonas existe agua por una razón: mantienen el equilibrio de la capa freática, fuente natural de agua potable. Lo que para algunos es simple paisaje sustituible, para los ajolotes, árboles, peces, aves, ranas, serpientes, insectos y plantas, es un espacio vital, les pertenece a ellos, su movilidad y ciclo natural no será posible sin el Humedal. Casi amanece en el majestuoso canal de Cuemanco, no sé si la luz desplaza a las tinieblas o son ellas las que nos permiten ver la claridad.
*Escritora. Autora de la novela Señorita Vodka (Tusquets)
https://www.milenio.com/opinion/susana-iglesias/cronica/el-regreso-de-la-cihuacoatl