EDUARDOG. INFORURAL.
La próxima semana, los integrantes del Consejo Nacional Agropecuario elegirán un nuevo presidente que estará en cargo los siguientes 4 años. Contienden Juan Cortina Gallardo y Vicente Gómez Cobo. En un ambiente de franca hostilidad gubernamental a todo lo que huela a empresarios y negocios, el resultado de la elección podría definir la relación de los productores agropecuarios y agroindustriales con la administración pública en los años siguientes.
En tiempos de un presidencialismo exacerbado resultaría ingenuo pensar que esta elección le es indiferente al gobierno federal. Hay un proyecto, diría una apuesta, para el campo mexicano que reorienta la mayor parte del dinero que gasta el gobierno en el sector hacia los productores pobres y los pobres; y pone en ayunas a los pequeños, medianos y grandes productores.
De los aspirantes a la presidencia del CNA parece que Vicente Gómez es el más afín a los deseos de la parte más radical de la SADER, ahora convertida en secretaría de desarrollo rural… y agricultura, en tanto que trabaja con los gremios lecheros que dependen, en gran medida de las compras de LICONSA para subsistir.
Por el contrario, Juan Cortina Gallardo proviene del sector agroindustrial y, por ello, no es bien visto por la “4T campesina” que considera a los agroindustriales y grandes productores agropecuarios causantes de todos los males que aquejan a los pobres del campo mexicano.
En el asunto hay otro jugador implicado. A querer o no, la Secretaria de Economía tiene vela en este entierro, metafóricamente hablando. Con el desmantelamiento de la SADER, se reforzará el papel de la secretaría en varios temas de gran importancia para el sector. Así que, Tatiana Clouthier debe estar interesada en este relevo.
Quiéralo o no, quien quede al frente del CNA tendrá que enfrentar problemas de no fácil solución. Las prohibiciones del glifosato, las semillas transgénicas y la subcontratación en el campo; el desmantelamiento de la SADER, entre otros, requerirán atención especializada.
Sin embargo, a mi parecer, el mayor de los problemas que enfrentará la nueva directiva del Consejo Nacional Agropecuario será superar la desconfianza que le tiene el Presidente a los empresarios, a quienes considera un sector de privilegiados que no necesita, o merece, apoyos del gobierno: “rásquense con sus uñas” es lema presidencial.
Matizar esta visión y lograr acuerdos en temas vitales para el país es impostergable.
No se puede dudar de las buenas intenciones del Presidente al tratar de resarcir las vergonzosas condiciones de vida que millones de pobres en el campo de México han tenido durante muchos, demasiados años y en ello es necesario apoyarlo. La agroindustria y los grandes productores tienen las herramientas necesarias para hacer una gran contribución para la superación de esta oprobiosa realidad.
Ampliar significativamente la agricultura por contrato y masificar la capacitación para la producción puede ser el camino.
Debemos tener claro que no es posible un campo mexicano sin las grandes empresas agroindustriales, sin productores de todos los tamaños, grandes, medianos, pequeños y pobres, por ello resultan perniciosos los intentos de enfrentar a unos con otros y desear desaparecer a los grandes para para fortalecer a los más pequeños. No sólo es imposible, dado el desarrollo de nuestro país, sino una actitud suicida que puede conducir a un gran desastre.
Más artículos del autor: