domingo , 20 septiembre 2020
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Incendios forestales

A partir de la segunda mitad del mes de abril entramos a la denominada época de estiaje, caracterizada por la parte del año con mayor sequía y calor que entre otros efectos, pone en mayor grado de riesgo de incendio a los ecosistemas forestales, lo que para este año no es la excepción.

Hasta la tercer semana de abril la coordinación de Educación y Desarrollo Tecnológico de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), informaba del registro de al menos tres mil 974 incendios forestales a lo largo y ancho del país.

A estos registros habremos de sumar los siniestros ocurridos la semana pasada en el estado de Michoacán, donde se registraron incendios en tres puntos diferentes del municipio de Uruapan, dejando como resultado más de 150 hectáreas de bosque devastadas.

Es por demás sabido de la gravedad de las consecuencias que pueden generar los incendios forestales, que no sólo afectan a los árboles y suelos, sino a todos los ecosistemas que se reproducen en un bosque, desde aves, mamíferos, insectos y flora, que pueden tardar varios años en recuperarse. Ello, además de los graves estragos de contaminación que en la atmósfera se ocasionan, con sus consecuencias a la salud de nuestra población.

Por tal razón, es necesario tomar precauciones, pues la escasa precipitación pluvial y que es en esta época cuando se concentra la mayor radiación solar, es que se hace mucho más peligroso para nuestros bosques.

Según los expertos, las causas que originan un incendio forestal se agrupan pues en tres categorías principales:

Intencionados: Las motivaciones son variadas, siendo las más comunes la quema no autorizada, ilegal e incontrolada de superficies agrícolas, ya sea para la eliminación de rastrojos o matorrales (“quema agrícola”) o para regeneración de pastos.[] Otras motivaciones detrás de un incendio provocado son la piromanía, usos cinegéticos, vandalismo, venganzas personales, especulación urbanística, el precio de la madera, entre otros.

Negligencias y otras causas accidentales: En este apartado, las quemas agrícolas (autorizadas, pero en las que los autores perdieron el control del fuego extendiéndose éste por la superficie forestal colindante) están también entre las causas habituales. Otras causas son los descuidos e imprudencias, como las colillas y hogueras mal apagadas, quema de basuras, y otros trabajos forestales.

Naturales: En los que no interviene la mano del hombre y el combustible de hojarasca y la radiación social suelen ser la causa más común. Representan el menor porcentaje de los casos, pues lamentablemente en la mayoría de los eventos existe responsabilidad humana.

Así, considerando que el mayor número de siniestros ocurren por la causa del hombre, también es de considerar que en esa participación humana interviene en gran medida el desconocimiento, el descuido y la imprudencia, por lo que la toma de conciencia y la prevención cobran especial relevancia.

Es de suma reconocido que favoreciendo la sensibilización ciudadana, colaborando con los sectores más cercanos a los incendios y fomentando la participación social en la prevención y extinción de los mismos, se puede lograr mucho en bien de las zonas boscosas, del entorno global y en síntesis, de la humanidad en general.

Ello es importantísimo, no sólo para reducir el número de incendios forestales, sino sus colaterales impactos económicos, sociales, de salud y ambientales.

Hoy la naturaleza nos exige que la ciudadanía en general nos constituyamos en garantes de nuestras zonas forestales. Es necesario tomar conciencia, prevenir y mitigar cualquier posibilidad de incendio.

 

[1] Senador de la República por el estado de Jalisco

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