MAURICIO CAMARILLO. CRÓNICA.
La apuesta de México por la explotación tradicional de hidrocarburos encierra un riesgo que Ramses Pech, conocido especialista en temas energéticos, relata para los lectores de Crónica

“México no contempla aplicar una política radical de cero emisiones de efecto invernadero, como exige la nueva reforma energética de Estados Unidos (firmada en diciembre de 2020), y con la que se busca el compromiso de sus socios comerciales para reducir para el año 2030 los niveles contaminantes con energías fósiles. Esta política energética frenaría inversiones en México, ya que existen condicionantes que exigen a empresas de EU que pretendan financiar proyectos o invertir en países aliados, como México, en las que se pide que antes de concretar cualquier contrato en el ramo, deben cerciorarse de que existen programas para el control de contaminantes”, dijo en entrevista con Crónica Ramses Pech Razo, especialista y analista de la industria de energía y economía.
El analista destacó que durante la reciente Cumbre de Líderes sobre el Clima convocada por el gobierno del presidente Joe Biden y celebrada de manera virtual el 22 de abril, varios países se comprometieron en reducir las emisiones contaminantes en el planeta, aunque se sigan utilizando energías primarias (la disponible en la naturaleza antes de ser convertida o transformada, como el combustible crudo), e invertir en sistemas equipos, tecnología y planes en recuperar CO2 (dióxido de carbono), contaminantes o calor que aporten al cambio climático.
El especialista refirió que potencias como Rusia, China e India no cuentan con una ley energética como la adoptada por EU, pero con este llamado anunciaron que adicionarán este programa a otros ya existentes, lo que da ventaja comercial, financiera y de adaptación a Estados Unidos.
En el caso de México, el especialista subrayó que el gobierno federal no contempla aplicar una política radical como la que convoca EU, ya que solo hay una ley de transición energética que no conceptualiza inversiones adicionales para procesos de captura de gases, emisiones o calor, y sólo indica el porcentaje de energía limpia a producir”.
En el mismo tenor, Pech Razo subrayó que con la actual política energética del gobierno federal “nos convertiremos en importadores del nuevo negocio climático de EU, toda vez que las inversiones de nuestros socios comerciales tendrán un componente para aportar financiamiento para algún programa gubernamental o financiero privado, que de alguna manera deberá incluir el dinero para mitigar el cambio climático, al colocar equipos que “capturen” gases dañinos para el medio ambiente, siempre y cuando se adopten en México.
El analista destacó que entre los objetivos de autosuficiencia de combustibles (gasolinas), que pretende el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con una mayor producción con la puesta en marcha de la refinería de Dos Bocas y con otras en operación, no figuran inversiones en sistemas para capturar gases contaminantes, como exige el principal socio comercial (EU), por lo que habrá muchos obstáculos a enfrentar en este concepto.
En el mismo tenor, subrayó que Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en sus planes de negocios no contemplan en sus esquemas de producción y generación energética la captura de gases contaminantes ni mucho menos invertir en tecnología y planes para recuperar CO2, contaminantes o calor que dañan el medio ambiente.
Es decir, “si México quiere contribuir al llamado de EU debe actuar, y un ejemplo de ellos sería “disminuir la extracción de petróleo de a 2 millones de barriles diarios, lo que significaría reducir en 40% las emisiones de gas de efecto invernadero que produce México”.
Durante la reciente cumbre sobre Cambio Climático, naciones con acuerdos comerciales con EU se comprometieron en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el fin de esta década (2030), empezando por EU, que quiere reducir sus niveles entre 50 y 52%, Japón, entre 46% y 50%; Canadá, entre 40 y45%, Reino Unido, 78% para el año 2035 y la Unión Europea, 55% para 2030 y un objetivo neto cero para el año 2050.
China, Rusia e India se comprometieron a sumarse a programas e implementar políticas públicas para reducir sus emisiones contaminantes, pero sin reportes medibles de emisiones.
México, uno de los principales socios de Estados Unidos, no expresó ningún compromiso, ya que su apuesta se mantiene en las energías generadas por combustibles fósiles, minimizando las generadas por energías renovables, lo que sin duda frenará también inversiones de países que miran hacia otras generaciones de energía limpia.