Luis Soto / Agenda Confidencial / Heraldo de México
A principios de marzo de este año – cuando desconocíamos los efectos de la pandemia del coronavirus y de la gravedad de la crisis económica
La banca de fomento del gobierno federal, bautizada por el columnista hace más de 30 años como la “banca del subdesarrollo”, podría incluirse en la lista de instituciones víctimas de la más grave crisis económica que enfrenta el país desde 1929.
Al puro estilo de Jacques “El destripador”, el gobierno de la cuarta transformación pretende deshacerse el próximo año de dos que tres instituciones, utilizando el método de la “asfixia financiera”, es decir, no les va a asignar ni un quinto en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2021. Para sorpresa de los agroyuppies, empezará por descuartizar a los bancos del sector agropecuario: Financiera Nacional de Desarrollo Rural, Fideicomisos Relacionados con la Agricultura (FIRA), Fondo de Capitalización e Inversión Rural (FOCIR) y Agroasemex,
Dicen los enterados que el presidente de la República está obsesionado en no apoyar a través de créditos y financiamiento a toda la agricultura de nivel medio y comercial – a los llamados “productores nylon” como los calificó el mismo–, a quienes los neoliberales les dieron billete a manos llenas y fomentaron las corruptelas en el antiguo Banjidal, que después cambio de nombre a Banrural, más tarde en Finrural y mutó a la Financiera Nacional de Desarrollo Rural. La realidad es que mal acostumbraron a los susodichos; dejaron de preocuparse por aumentar la producción por hectáreas y ser más competitivos, con sus honrosas excepciones, claro. Los “grandes” quieren seguir mamando y dando de topes, y por más movilizaciones, manifestaciones, bloqueos a las vías de comunicación, plantones que hagan, no les van a dar dinero. Hay quienes afirman que el primer mandatario tiene rencor contra los “ricardos” del campo mexicano porque durante décadas han recibido del gobierno federal muchos apoyos financieros y no han salpicado a los campesinos más fregados. ¡Y tiene razón!
A principios de marzo de este año – cuando desconocíamos los efectos de la pandemia del coronavirus y de la gravedad de la crisis económica—comentamos en este espacio que habría cambios relevantes en el sector agropecuario con la creación de una ventanilla única para atender los requerimientos financieros del campo mexicano. La nueva Financiera Nacional de Desarrollo Rural Forestal y Pesquero integraría a FOCIR, FIRCO y Agroasemex, con el objetivo de atender a los distintos campos, excepto el de golf, que existen en México: El de los jodidos, el de los pobres y el de los ricos (a estos ultimo siempre y cuando les pusieran lana a los proyectos). Nadie dudaba del éxito porque la banca agropecuaria de fomento estaría dirigida por un personaje de gran experiencia en el sector y talento, mucho talento: Javier Delgado. El único problema es que no tienen mucha lana, advertimos. Las dos crisis, la económica y la pandemia se combinaron y ocurrió lo que tenía que ocurrir con los bancos de fomento. Nafinsa y Bancomext son las que siguen, por los mismos motivos: Sólo han beneficiado a los “ricardos”.
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POR LUIS SOTO
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