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Una nueva dieta para México

BEATA WOJNA. EL HERALDO DE MÉXICO.

Antes vivíamos preocupados por combatir la escasez. No obstante, en la actualidad mueren más personas en el mundo por comer de más que por no comer lo suficiente

Nos hemos acostumbrado a que en los últimos tiempos todos los problemas de México se presentan desde la perspectiva del combate al neoliberalismo. Hasta el tema de la malnutrición, tan visible en este país con más del 70% de la población con sobrepeso u obesidad, no se ha escapado de esta retórica simple, en la cual la cocina local se presenta como la panacea a los males que generan las multinacionales.

La industria internacional de alimentos puede hacer mucho para cambiar nuestros hábitos de consumo, no cabe duda. No obstante, la lucha contra los kilos que sobran va más allá de esto. La obesidad afecta tanto a los pobres como a los ricos y no es cuestión del neoliberalismo. Hasta en China comunista la obesidad se ha triplicado en la última década como resultado de un mayor acceso de la población a los alimentos gracias al crecimiento de los ingresos.

Antes vivíamos preocupados por combatir la escasez. No obstante, en la actualidad mueren más personas en el mundo por comer de más que por no comer lo suficiente. Debemos festejar esa victoria sobre el hambre sin olvidar que desde 1975 la obesidad casi se triplicó. Según la Organización Mundial de Salud, es el resultado de dos factores: 1) una mayor ingesta de alimentos altamente energéticos, y 2) una inactividad física vinculada a la vida sedentaria en las ciudades.

Somos obesos porque comemos demasiado y nos ejercitamos poco. En este sentido, tanto beber un refresco de una empresa multinacional como tomarse un agua fresca endulzada con grandes cantidades de azúcar traerá los mismos resultados. Comer en cada comida un trozo de carne con salsa y una docena de tortillas hechas de maíz criollo no convertirá milagrosamente a los mexicanos en más delgados por muy local y orgánico que sea el platillo.

El año pasado la OMS emitió los lineamientos para una dieta sustentable y saludable. Son dieciséis recomendaciones que, aplicados a rajatabla, nos llevarían a beber solo agua, restringir alimentos procesados, incluir en la dieta más granos enteros, legumbres y nueces, así como consumir en abundancia frutas y vegetales. Podríamos comer cantidades moderadas de huevos, lácteos, aves de corral y pescado, y pequeñas cantidades de carne roja. Así que tendríamos que decir adiós no solamente a muchos productos procesados de las multinacionales, sino también a los huevos a la mexicana, a los jugos y/o aguas frescas y a muchos platillos típicos de aquí.

A esta ecuación hay que sumar el medioambiente. La producción de alimentos, especialmente lo pecuario, es responsable del 20-30% de la emisión de los gases efecto invernadero. En este contexto, el sistema alimentario debe ser no solamente saludable sino también ecológico, como lo destaca la reciente propuesta europea “Una estrategia de la granja a la mesa”.

Que bien que en México se inició el debate sobre la obesidad. Sin embargo, conocer el panorama completo debería servirnos para que lucha contra la obesidad no se quedara a medias, envuelta en ideologías y prejuicios.

PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@BEATAWOJNA

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