DALIA GUTIÉRREZ. EL NORTE.
MONTERREY, Nuevo León. Hace más de 100 años, las altas montañas del norte de Nuevo León eran habitadas por unos animales con grandes y fuertes cuernos curvados que se desplazaban con agilidad por acantilados rocosos y empinados: los borregos cimarrones.
Estos seres eran parte de la fauna silvestre de la región hasta que, en las primeras décadas del siglo 20, comenzaron a desaparecer como consecuencia del impacto humano.
Un siglo después, esta especie está de vuelta en la entidad con la llegada de dos ejemplares al Zoológico Parque La Pastora, que será su nuevo hogar y donde pronto los ciudadanos podrán conocerlos.
“Es una parejita (hembra y macho) de borrego cimarrón, que es una especie que históricamente había en nuestro Estado”, señala en entrevista Judith Tallabs, médica veterinaria y encargada de la coordinación del zoológico.
Tienen entre 4 y 6 meses de edad y, gracias a un donativo de empresarios, llegaron al parque el pasado 4 de junio procedentes del rancho La Encantada, en Hermosillo, Sonora.
Como parte de un programa del zoológico para la reproducción de animales propios del Estado, indica Tallabs, se busca que estos animales se reproduzcan cuando alcancen su madurez, lo cual ocurrirá dentro de uno o dos años.
“Lo importante es que primero se adapten, que se aclimaten, porque aunque los dos estados son de mucho calor, hay diferencias sobre todo en la parte de la humedad”, explica.
“Ellos son más desérticos de lo que nosotros aquí en Monterrey podamos tener”. Para recibirlos, detalla, se modificó el terreno para asemejarlo a su hábitat natural.
Tal como ocurre con todos los animales que llegan a un zoológico, los borregos se encuentran en cuarentena. Esto es para evitar posibles contagios de enfermedades, tanto en los nuevos habitantes como en los antiguos residentes.
“Si ellos se adaptan bien y rápido”, adelanta, “sin que se sientan muy estresados, sientan presión por la vista del humano, probablemente a finales de este mes pudiéramos ya estarlos poniendo a disposición del visitante”.
Desaparecidos por la caza y parásitos
Antes de que disminuyeran las poblaciones del borrego cimarrón, cuyo nombre científico es ovis canadensis, solía encontrarse en las zonas montañosas del centro y suroeste de Canadá y Estados Unidos, y el noroeste de México.
“Se distribuía desde la península de Baja California hacia los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila y tocaba una pequeña parte de Nuevo León”, dice Diana Zendejo, restauradora ecológica y joven exploradora de National Geographic.
En Nuevo León se le encontraba en las zonas norteñas colindantes con Coahuila, detalla, donde la región montañosa es bastante extensa.
Su desaparición se relaciona con la introducción de ganado doméstico a su hábitat natural. Los cimarrones eran más propensos a contagiarse con parásitos portados por las otras especies y empezó a haber una competencia por recursos y alimento.
“Esto aunado a que era una especie de bastante interés para la cacería, tanto la deportiva como la de subsistencia”, añade Zendejo, también integrante del comité de educación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Se fue generando una bolita de nieve hasta que arrasó con casi las poblaciones”.
Al percatarse de que iba decayendo la población, se prohibió la cacería del borrego en 1922, pero fue hasta 1995 cuando empezaron los programas de conservación, reproducción, aprovechamiento controlado y reintroducción al hábitat.
Gracias a ello, hoy el borrego cimarrón habita en zonas de Baja California, Sonora y Coahuila, principalmente en áreas naturales protegidas y ranchos destinados a su reproducción y cacería controlada.
“Ha sido una de las historias positivas de la conservación de fauna silvestre en México, el cómo el borrego cimarrón se logró recuperar gracias a los zoológicos y a muchos ranchos de cacería deportiva”, destaca Zendejo.
Para lograr la reintroducción se necesitan sitios que no hayan sufrido grandes cambios en su hábitat y donde sea difícil el acceso humano. Hasta el momento, dice la especialista, no existen espacios con este fin en Nuevo León.
La especie está sujeta a protección especial por la norma NOM-059-SEMARNAT-201 por ser un animal que podría llegar a encontrarse amenazado.
Una gran oportunidad
Al hablar del borrego cimarrón, destaca Zendejo, los zoológicos hacen una gran labor por conservar la especie. Con sus proyectos para reproducirlos en cautiverio, después es posible que algunos ejemplares vivan un proceso de reintroducción al hábitat.
Que estén en La Pastora es una oportunidad para que los ciudadanos reflexionen sobre cómo proteger a la Tierra y a su biodiversidad.
“(Pueden) pensar en cómo se debieron de haber visto las montañas de Nuevo León con estos animales antes de que en nuestra historia como seres humanos llegamos al punto de la casi extinción de la especie”, considera.
“Nos ayuda a crear conciencia de cuánto daño le hemos hecho al Planeta, pero también cuáles son los esfuerzos que estamos haciendo por recuperar esas zonas donde antes existía el borrego y al mismo tiempo, también recuperarlo”.
Borrego de las montañas
Hábitat: - Praderas o pendientes montañosas de gran altura. Zonas áridas.
Alimentación: - Pastos y arbustos que se encuentran en pastizales naturales o matorrales.
Tiempo de vida: - En promedio, 10 años, pero pueden llegar a 20.